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Carlos Semprún Maura

"L'Humanitè"

Ayer, martes 13, Stéphane Denis, el más inteligente e irónico de los columnistas de Le Figaro celebraba a su manera el centenario de L’Humanité, el diario fundado por Jean Jaurés, el líder socialista asesinado en 1914, por pacifista, diario que los comunistas robaron a los socialistas, después del Congreso de Tours, en 1920, y cuya historia, la del periódico, como la del PCF, del que fue durante decenios el portavoz oficial, es la repelente historia del estalinismo francés. Como ha ocurrido con L’Unitá italiana, L’Humanité, sin lectores se ha vendido al Gran capital, y si ya no es el portavoz oficial del PCF, viene a ser lo mismo, ya que su redacción sigue siendo comunista y defiende a rajatabla la política de su partido, lo cual no quiere decir absolutamente nada, puesto que el PCF no tiene política desde la desaparición de la URSS.
 
Es como Josefina la cantatriz, de Kafka, la cantante más famoso de su tiempo, que en realidad no cantaba, sino que emitía extraños ruiditos, que nadie había realmente oído, pero que era la cantante más famosa de su tiempo. Esta genial alegoría vale tanto para el PCF, como para muchas otras cosas de nuestra vida política. Eso no quita que para mi, sea sumamente satisfactoria que L’Humanité, L’Unitá, o Mundo Obrero, se hayan quedado sin lectores prueba fehaciente de que esa mentira ya no se vende en los kioscos (claro que se venden otras), y de que la ideología comunista, habiéndose apoderado de la socialdemocracia, para convertirla en socialburocracia, es ésta quien gana elecciones y vende su prensa, como Le Monde, El País, etcétera.
 
Cabe preguntarse ¿por qué potentes grupos capitalistas, como TFI, Matra, otros, en Francia, mantienen en coma asistido a un periódico que sigue sin lectores, como L’Humanité? ¿Tendrán deducciones de impuestos por dichas subvenciones caritativas? O ¿siguen con el miedo al comunismo y piensan protegerse comprando cadáveres? Stéphane Denis en su divertida crónica, relata una emisión de radio consagrada a este magno acontecimiento del centenario de L’Humanité, y su ejemplo luminoso para el resto de la prensa y para la sociedad francesa.
 
Con su habitual tono alusivo e irónico, se mofa de la simpatía con la que muchos, de izquierda, pero también de derecha, acogen y respetan ese diario, como el PCF, y recuerda el feroz estalinismo de ambos, su condición de súbditos incondicionales de la URSS mientras que ésta existió, y enfrentándose a la leyenda de un periódico resistente desde el principio, recuerda que en 1940, la dirección del PCF, hizo lo posible para publicar L’Humanité, bajo la Ocupación nazi.
 
No precisa que sólo lo logró a medias, sacó el mismo periódico pero con otro nombre: la France au Travail (la Francia que trabaja), que denunciaba violentamente a las “plutocracias occidentales”. Yo no escuché dicha emisión radiofónica, pero la verdad sea dicho, no he constatado que se hubiera celebrado el centenario de L’Humanité, a bombo y platillo. Menos mal, es una historia tétrica, como fue tétrico el comunismo, también en Francia.

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