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Ignacio Villa

Los vigilantes del PSOE

La pataleta y la rabieta de los socios nacionalistas, republicanos y radicales del Partido Socialista en Cataluña no pueden sorprender a nadie.
 
Han saltado como auténticos resortes ante las formas y los contenidos de la toma de posesión de José Bono, nuevo ministro de Defensa. Y es que está pasando lo que era evidente: ERC e IC se han convertido en la "conciencia de la ortodoxia socialista". Después de esta primera reacción, a las primeras de cambio, desaparece cualquier resquicio para la duda. Zapatero y sus ministros deberán, antes de decir cualquier cosa o ejecutar cualquier iniciativa política o parlamentaria, pedir permiso a sus "vigilantes catalanes". Son las hipotecas y las facturas que tienen que pagar para sacar adelante esta legislatura.
 
Sí se ponen así con una toma de posesión: ¿qué pasará cuando el actual Gobierno cometa errores de bulto en cuestiones que les pueda afectar?. Es más, con lo que ha pasado, habrá que deducir que Zapatero está atado de pies y manos por sus socios y aliados parlamentarios. Parece seguro que muchas de sus propuestas de Gobierno van a estar matizadas e impuestas por los republicanos catalanes. Desde luego, al primer golpe de timón se han puesto como unas fieras. Y es que el panorama para Zapatero es muy poco alentador, aunque, ciertamente, él solito se lo ha buscado.
 
La legislatura que ahora comienza ya tiene el terreno marcado para los socialistas. Hagan lo que hagan, decidan lo que decidan, siempre tendrán que mirar hacia los radicales y los republicanos para saber sí reciben la "luz verde" de sus guardias y de sus vigilantes. El PSOE ha comenzado a recoger su propia cosecha. El gobierno socialista es un gobierno limitado por sus debilidades y contradicciones. Con estos compañeros de viaje, lo peor está por llegar.

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