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Alejandro A. Tagliavini

Democracia y economía

La mayoría de los latinoamericanos, 54,7% de ellos, aceptaría un gobierno autoritario si sirviera para mejorar la economía, según el recién publicado informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Mientras que 58,1% está de acuerdo en que sus presidentes "vayan más allá de las leyes".
 
No es sorpresa, dado el mal rendimiento de la "democracia" latinoamericana. Pero, ¿se puede realmente hablar de democracia cuando sólo existe la libertad de elegir a los dirigentes? Porque, en realidad, vivimos bajo un estatismo que coarta muchas libertades civiles y económicas que no sólo complican y empobrecen la vida cotidiana del latinoamericano promedio sino que el exagerado poder de los políticos es fuente de corrupción y de "compra" de votos, ya que tanto poder económico en manos del Estado permite influenciar a muchos medios de comunicación, con su capacidad de darles o no publicidad.
 
El 56,3% de los latinoamericanos considera que "el desarrollo económico es más importante que la democracia". Sucede que la "democracia" estatista arruina la vida económica. La inversión extranjera directa (IED), viene bajando del 5% del PIB en 1998 a sólo el 2% en 2003. Según un informe de la UNCTAD, este año y el próximo habrá un ambiente más favorable a la inversión, pese a las guerras y al terrorismo. El estudio elaborado junto a la publicación británica Corporate Location indica que los expertos son optimistas sobre el incremento de la IED, pero no para la Argentina.
 
Se estima que la IED se recuperará a nivel mundial en 2007, después de tres años de declive, y los principales países receptores serán China, India, EEUU, Tailandia, Polonia y República Checa. Las dos principales economías de América Latina, México y Brasil, recibirán las mayores entradas de IED en la región, seguidas por Chile, lo que es muy meritorio considerando su pequeño tamaño de menos de una décima parte de Brasil.
 
Hablando de México, ese país solicitó ser "miembro pleno" (categoría que tiene implicancias económicas y políticas) de Mercosur, lo que deberá ser respondido por los integrantes: Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Pero parece poco probable ya que, al contrario de Mercosur, a México le interesa que haya un ALCA con mayor apertura del sector servicios y de mercados, como prefiere EEUU. Además, si México se integrara plenamente al Mercosur tendría que imponer el mismo arancel a terceros y tendría que renunciar a su TLC con EEUU y Canadá. Lo más probable es que termine como miembro asociado, al estilo de Chile y Bolivia.
 
Entretanto, Mercosur y la Unión Europea se acercan a la firma, antes de octubre, de un tratado de libre comercio. Avanzaron sobre la apertura comercial para productos agroindustriales en Europa y sobre la liberalización de las inversiones de empresas europeas en Mercosur. Particularmente en el área de servicios financieros y de telecomunicaciones, donde las empresas europeas tienen grandes intereses.
 
Según el informe anual del Banco Mundial, la economía de América Latina y el Caribe crecerá 3,8% este año, crecimiento bastante falso, ya que no se debe a reformas estructurales que hacen más eficiente sus economías, sino al aumento de exportaciones, dado el alto valor de metales, petróleo y materias primas, debido a la creciente demanda de China. Pero en el 2003 el crecimiento fue apenas de 1,3%. Al descontar el aumento poblacional, el PIB per cápita decayó en América Latina, mientras que en el mundo aumentó 2,6%.
 
© AIPE
 
Alejandro A. Tagliavini, miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE (Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas).

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