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EDITORIAL

¿Una comisión que investigue el PFFR?

Si ni siquiera Aznar —no digamos ya Rajoy, no digamos ya Zaplana— se ha atrevido a denunciar por su nombre a la SER y su infame y descarada manipulación mediática en torno al 11-M, sino que se ha referido a ella y al resto de PRISA como a un "poder fáctico fácilmente reconocible" (PFFR)—, ¿creemos que la más que justificada indignación que ha provocado en Acebes la bajeza del nuevo ministro del Interior podría llegar a traducirse en una petición por parte del PP de una comisión de investigación entorno a "quien mintió y manipuló" a los españoles tras esa masacre? Por mucho que celebremos la rápida y contundente reacción de Acebes ante las declaraciones de Alonso —que venían, nada menos, que a responsabilizar del 11-M a la incompetencia y falta de control de su antecesor en el cargo—, la comisión de investigación de marras tendría más probabilidad de convertirse en un amplificador de esta nueva infamia que en hacerse eco de las denuncias contra las ya perpetradas por el PSOE y PRISA entre el 11-M y el 14-M.
 
El PSOE tiene todos los resortes del poder y toda la desvergüenza necesaria para convertir esa "comisión de investigación" en un nuevo y manipulador linchamiento contra el PP similar al que espléndidamente descubria en El Mundo Fernando Múgica, pero que lamentablemente no encontró eco editorial en ese diario, que, por el contrario, terminó el pasado miércoles reclamado editorialmente la comisión de investigación para esclarecer "los errores políticos y la negligencia policial que condujeron a la catástrofe", en la oportunista línea seguida este miércoles por el nuevo ministro del Interior.
 
Venir a decir que el Gobierno del PP no dedicó los suficientes medios para impedir la masacre del 11-M no es sólo una obviedad tan vacua como la que se podría decir de cualquier política antiterrorista tras la comisión de cualquier atentado; es fundamentalmente una bajeza que trata de responsabilizar de la masacre, no a los que la perpetraron, sino al Gobierno que los terroristas trataban de desalojar del poder.
 
Podríamos hablar de la traición que supone al Pacto por las Libertades y Contra el Terrorismo, sino fuera porque es la enésima vez que lo apuñala un dirigente socialista. Pero que encima la perpetre un ministro del Interior recién nombrado en el cargo era algo que no nos podíamos esperar ni siquiera de este Alonso, cuya trayectoria, enfermizamente sectaria al frente de Jueces por la Democracia, no nos hacía esperar nada bueno. Ahora recordamos que ni siquiera miró a los ojos a Acebes cuando éste le estrechaba la mano en el momento que le traspasaba la cartera del Ministerio. Y es que hay gestos que valen todo un editorial...
 
En cualquier caso, es el colmo de la bajeza que unos dirigentes políticos y unos medios de comunicación que se han caracterizado por oponerse y denigrar como xenófobo a cualquier intento de estrechar el control sobre la población de origen musulmán y que denigraban a Aznar de "paranoico" por señalar que el terrorismo islámico también era una amenaza para los españoles, vengan ahora a dar lecciones.
 
Como Acebes ha señalado, "la mentira y la manipulación no puede ser el eje permanente de la vida pública pero esto ha rebasado todos los límites de la decencia". Hasta tal punto la mentira ha rebasado todo límite que puede hasta inundar una comisión de investigación, lo cual no quiere decir que haga falta una para denunciar la manipulación con nombres y apellidos.

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