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Federico Jiménez Losantos

Haz el ridículo y no la guerra

Entre las jornadas más tristes, grotescas y lamentables de la larguísima historia de los ejércitos españoles, esos que según Bono no huyen jamás, figura ya por derecho propio la de la verbena pacifista montada en Extremadura para liquidar la Brigada Plus Ultra y comenzar la retirada de nuestras tropas hacia los telediarios, a fin de apoyar las líneas del PSOE en las próximas elecciones europeas. Los mismos que hasta ayer trataban de manipular a los muertos en Irak o en Afganistán, siendo rechazados con indignación y desprecio por los familiares de los muertos, se han lanzado a recibir a nuestras tropas con banderas del PSOE. Zapatero, que ha dejado el prestigio exterior de España donde lo quieren Ben Laden y Arafat, Chirac y Schroeder, o sea, entre lo poco y la nada, se ha permitido condecorar personalmente a los oficiales cuya ignominiosa salida de la guerra ha ordenado. Como ha dicho Bono que ahora ya nuestras tropas van a servir a la paz, no sería de extrañar que los soldados profesionales fundaran oenegés. Tienen más futuro.
 
Aunque sean sólo parte del atrezzo, los condecorados actores secundarios de la farsa de Bótoa, cuyo protagonista estelar es Zapatero, no tienen ninguna culpa del desairado papel que les ha tocado en suerte. Ellos se han limitado a cumplir con su deber de obedecer a sus mandos y al poder legítimo. Pero no se puede decir lo mismo de un Gobierno que no ha vacilado en demoler en ocho días el modesto pero indudable prestigio internacional que la España de Aznar había conseguido en ocho años. Hemos traicionado a nuestros aliados en Irak, hemos dado una pavorosa prueba de debilidad ante el terrorismo islámico, somos el hazmerreír de los Estados Unidos y hasta de Italia por nuestro valor para dar media vuelta y seguir avanzando a toda prisa. Nos hemos humillado a los pies de Chirac y Schroeder para vender a la opinión teleanalfabeta que ahora sí que estamos con Europa y no con los Estados Unidos, como si Europa fuera el Eje Berlín-Vichy y como si España fuera África. Todo, para que el PSOE gane las elecciones europeas. Todo, para destruir al PP. Todo, en clave sesentayochista, donde en el famoso cartelito “Haz el Amor, no la Guerra” hay que sustituir Amor por Ridículo.
 

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