Podría haber sido peor para Florentino Pérez. En vez de utilizarlo para distraer su atención y así impedir el fichaje del mejor goleador del mundo por el Real Madrid, Joan Gaspart podría haber creído de verdad que Fernando Morientes era el delantero centro que necesitaba el Barcelona. Ahora el "moro" estaría marcando goles como churros en la Liga española y además lo estaría haciendo con la camiseta culé, y Florentino andaría más cabreado que una mona. Pero no, Gaspart no pensó jamás en solucionar sus propios problemas deportivos sino en impedir que Florentino le hiciera un "feo" con el ex barcelonista Ronaldo, y trató a Morientes como si fuera un paquete, un estorbo, una auténtica basura.
Gaspart quiso engañar a Florentino utilizando a Morientes como un simple juego de distracción y, a punto de agotarse el plazo para el fichaje de Ronaldo, el presidente merengue se sacó de la manga un "plan B" en el último instante. El Real Madrid contrató a Ronaldo, Gaspart se quedó compuesto y sin novia y Morientes, agotado por la obligada suplencia a la que le sometió Vicente del Bosque durante todo un año, acabó cedido en el Mónaco francés, un equipo sin demasiadas aspiraciones, so pretexto de que no se le podía pagar tanto dinero a un futbolista suplente. Portillo ascendió en el escalafón y descendió de los altares en los que le tenía instalado la Segunda División B, y el resto de la historia es suficientemente conocida por todos.