Menú
EDITORIAL

Los intereses de España en Europa

El secretario general del PP, Mariano Rajoy, ha aprovechado el acto de presentación de la candidatura del PP a las elecciones europeas para recordarle convenientemente al PSOE que “las cosas no se resuelven en Bruselas con sonrisas y buenas palabras”. Tras el fracaso del nuevo Gobierno socialista en la negociación agraria, tras constatar que Francia y Alemania pretenden rebajar el peso político de España en la UE, el líder del PP no ha podido ser más oportuno al esperar que a partir de ahora “el buen talante no se convierta en coartada de una mala negociación”.
 
Visto el alineamiento del Gobierno de Zapatero con el eje francoálemán, hay que celebrar que Rajoy haya dedicado parte de su discurso a desenmascarar esta claudicación y supeditación de nuestros intereses a las directrices que imponen Francia y Alemania, y que tan insistentemente nos vende el pensamiento débil y la propaganda socialista como muestra de europeísmo. Comprendemos que para Zapatero debe ser muy imperioso hacer público y notorio que, además de los dirigentes terroristas de medio mundo y de los dictadores del otro medio, hay tambien fuera de nuestras fronteras dirigentes democráticos que dan muestras de su satisfacción con su victoria en las urnas. Pero las palmaditas en la espalda a Zapatero provenientes de Chirac o Schröder no deben pasar factura a nuestros legítimos intereses y sobre el peso que a España le corresponde en el seno de la UE como la octava potencia económica del mundo en la que se ha convertido.
 
Se es mucho más europeísta cumpliendo y exigiendo a nuestros socios el cumplimiento del Pacto de Estabilidad del euro, como hizo Aznar, que mostrándose condescendiente con su indisciplina presupuestaria o sumándose a ella como pretende ahora Zapatero. Se es mucho más europeísta instando en Bruselas la liberalización pendiente que le queda a Europa y que beneficia a todos, que sometiéndose al inmovilismo estatista e intervensionista del eje franco-alemán en la que lo que ganan unos es a costa de los demás. Se es mucho más europeista señalando cómo París envuelve sus intereses en la bandera de Europa, que ocultando nuestro perjuicio en el “corazón de Europa”. Se hace más por Europa siendo motor de su crecimiento económico y de empleo, como ha venido siendo la España gobernada por el PP, que copiando y amoldándose a fórmulas estatistas como las que han llevado a Francia y a Alemania al estancamiento.
 
Como ha señalado Rajoy, los españoles deben decidir quiénes quieren que sea el responsable de la construcción europea “los del estancamiento, el paro, el déficit y el futuro incierto, o los del avance, el empleo, el bienestar y las cuentas claras”. Más que una disyuntiva maniquea, es una constatable realidad.

En España

    0
    comentarios