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EDITORIAL

Matrículas, selecciones deportivas y Constitución

Que haya españoles que tengan como lengua propia el catalán no es ninguna “anomalía” como tampoco lo es que haya catalanes que tengan como lengua propia el español. Las lenguas, sencillamente, son de las personas, no de los territorios.
 
Sin embargo, la propuesta de CiU de incluir los distintivos autonómicos en las matrículas, la payasada del representante de ERC de interpelar en catalán al Gobierno en el Congreso de los Diputados, o la iniciativa para que la selección vasca, la catalana y la gallega de las distintas modalidades deportivas reciban reconocimiento internacional, no son meras ocurrencias pintorescas de grupos nacionalistas a los que no le importan poner en cuestión su sentido del ridículo. Son muestra, además, de algo mucho más grave como es su descarada negación de dos principios históricos y jurídicos fundamentales como son la unidad y la condición nacional de España.
 
Con demasiada frecuencia se ha dejado sin réplica a los nacionalistas que, como la cosa más natural, hablan de “nación” para referirse a sus respectivas comunidades autónomas, cuando estas ni lo son, ni lo han sido nunca. Lo grave es que ese delirio de los nacionalistas no sólo se quiere plasmar en una camiseta de fútbol, en una matricula o en una intervención parlamentaria en un Parlamento que como el español no es internacional. Lo quieren llevar también a sus Estatutos de Autonomía.
 
La propuesta de reforma estatutaria de Maragall —conviene recordar—define a Cataluña como nación. La cuestión planteada por el presidente catalán de qué nombre poner a la camiseta de los futbolistas que no pertenezcan a la selección gallega, vasca o catalana se la debería de hacer Maragall también a la hora de cómo pretende encajar su estatuto en nuestra Constitución. Ya no es sólo una cuestión de Derecho Constitucional, sino de la más simple lógica elemental: Si Maragall considera que España no es una nación sino que está integrada por muchas naciones, ¿podría decir, al menos, Maragall el nombre de esas supuestas naciones?
 
Al menos en esto, los nacionalistas secesionistas para quienes "su nación" no es ni forma parte de España, tienen más coherencia cuando afrentan a la Constitución y a la Historia; pero los nacionalistas que, como los de CiU o los del PSC, dicen que no pretenden dejar de ser españoles, podrían al menos enumerar y nombrar la lista de naciones que, según ellos, integran España.
 
Muchas veces subrayamos el componente trágico del nacionalismo pues, aun dependiendo de su intensidad, siempre conlleva un menor o mayor quebranto de los derechos individuales. Pero ya va siendo hora que le saquemos punta a su componente cómico. En cuanto Maragall nos de la “lista”, veremos que también lo tiene.
 

En España

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