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Emilio J. González

El mensaje de la OPEP

La decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de aumentar su producción en dos millones de barriles diarios a partir del 1 de julio y en otro medio millón en agosto ha supuesto un mensaje de tranquilidad para las Bolsas de todo el mundo, muy nerviosas por una situación plagada de informaciones contradictorias y aderezada por los temores a un desabastecimiento energético.
 
El origen de todo se encuentra en la fuerte subida del precio del crudo en las últimas semanas, hasta tocar los cuarenta dólares por barril, su máximo histórico, ante las noticias que hablaban de previsiones de demanda muy superiores a la oferta de petróleo. Enseguida cundió un alarmismo que encontró el caldo de cultivo adecuado para su desarrollo en las dificultades para pacificar Irak y en los atentados de Al Qaeda en Oriente Medio contra algunas instalaciones petrolíferas y contra ciudadanos occidentales desplazados allí para trabajar en las explotaciones de oro negro.
 
Los mercados de valores temían que, ante esta situación, la cotización del crudo siguiera subiendo, lo que supone un doble golpe para los mercados de valores. Por un lado, porque incrementa los costes de las empresas y, por tanto, reduce sus beneficios; por este motivo, las acciones que más han caído en las últimas semanas han sido las de las compañías aéreas, para las que el queroseno supone entre el 10% y el 15% de sus costes totales y los gastos de personal alrededor del 70%.
 
Por otro, porque el encarecimiento del petróleo tiene repercusiones sobre la inflación, como se ha visto en el IPC adelantado español del mes de mayo, que ha subido hasta el 3,4%. En este contexto, tanto el Banco Central Europeo como la Reserva Federal estadounidense pueden verse obligadas a adelantar aún más la prevista subida de los tipos de interés y, sobre todo, a que ésta sea más intensa de lo que en un principio habían estimado los mercados.
 
En este contexto, el mensaje de la OPEP ha sido tranquilizador para las Bolsas, que más que juzgar si el aumento de la producción acordado el pasado jueves en Beirut es suficiente o no, lo que han valorado positivamente ha sido la actitud de la organización de no permitir que el precio se dispare más y de estar dispuesta a poner por su parte todo lo que sea necesario para contener la escalada de precios. De ahí que en los últimos días la cotización del crudo haya bajado considerablemente.
 
Además, con la decisión de la OPEP, que ha influido sobre todo en la psicología de los mercados, se ha acabado, al menos por el momento, todo tipo de especulaciones relacionadas con la evolución de la cotización del crudo, con lo que se han eliminado las distorsiones sobre el propio mercado de petróleo y sobre las Bolsas que estaba deparando esta situación de incertidumbre.
 
No obstante, hay que tener en cuenta una cosa. Será muy difícil que en el futuro vuelvan a verse precios del petróleo tan bajos como los de finales de la década de los noventa o principios de los de la actual. La demanda de crudo va en aumento a medida que se desarrollan las economías asiáticas, sobre todo China, mientras que la oferta, por ahora, parece que no se adapta con tanta facilidad y rapidez a esa evolución del consumo de crudo. Pero este es un proceso estructural, que irá desarrollándose de manera paulatina y al que las Bolsas se pueden adaptar con facilidad, sin los traumas vividos en los parqués de todo el mundo en las últimas semanas. Ahora, lo importante es que los mercados se han tranquilizado, y eso se ha notado en las dos últimas sesiones de la semana.
 
De todas formas, aún es pronto para cantar victoria en forma de nuevas subidas de las cotizaciones, que lleven al Ibex 35 a recuperar en poco tiempo el nivel de los 8.400 puntos. Puede que para ello haya que esperar hasta el otoño aunque pueda llegar a acercarse en algún momento durante el verano. Pero lo que hay que tener en cuenta ahora es que las subidas del periodo estival se producen con poco volumen y vienen seguidas de dos meses tradicionalmente bajistas, septiembre y octubre, hasta que a finales de este último el mercado vuelve a retomar la senda alcista, en este caso más que justificada por una economía que se encuentra en pleno proceso de recuperación si no hay sorpresas de política económica o geoestratégicas que den al traste con ellas.

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