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El ministro de Asuntos Exteriores de España carece de sentido del ridículo. Eso puede haberle ayudado mucho en su carrera política, no hay más que ver donde ha llegado sin más título que el de amigo del terrorista Arafat, pero es un problema grave para desempeñar su misión con seriedad y provecho para nuestro país. Bastante oprobio hemos cosechado ya con nuestra deserción de Irak como para andar presumiendo de que el pacto de Chirac con Bush ha tenido como “detonante” la traición española a nuestros aliados, esos que, con los USA a la cabeza, tratan de implantar un régimen constitucional y más o menos civilizado en el ensangrentado solar de la dictadura sadamita. Bastante ha engañado ya ZP al electorado español con lo de la retirada de las tropas en función de lo que pasara en el Consejo de Seguridad de la ONU para seguir mintiendo a troche y moche. Bastante ha ido el cántaro a la fuente como para, al final, romperse.
 
Ahora se trata de que Moratinos (“Desatinos”, como llaman ahora a “Curro” en los ámbitos diplomáticos) vaya recogiendo los pedazos de nuestra política de alianzas y procure reparar poco a poco la vasija. Destruir la tarea de ocho años, pacientemente entretejida y sostenida por Aznar, ha resultado fácil: ocho semanas de sumisión al terrorismo y antiamericanismo tercermundista lo han conseguido. Evitar que Marruecos aproveche la política exterior suicida de ZP para atizarnos otro mordisco como el de Perejil debería ser una prioridad inmediata y exhaustiva de nuestro ministro de Exteriores. Por supuesto, la tarea exige rectificación y humildad. Obliga a reconocer que se ha cometido un error (si no se quiere denominarlo crimen) y estar dispuestos a repararlo en la medida de lo posible. Si ZP no hubiera hecho del odio a los USA y a Aznar una equivalencia tan sectaria como absurda, tendría menos trabajo por delante este fatuo gobierno progre alumbrado el 14-M y cuya primera providencia fue cumplir los deseos de los asesinos del 11-M. Pero lo hecho, hecho está. Ahora se trata de que “Curro Desatinos” desande lo andado y enderece lo torcido. No hay alternativa si se quiere superar el aislamiento a que nos ha conducido tanto sectarismo y tan antipatriótica estupidez. O rectifican del todo o no acertarán nunca.
 

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