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EDITORIAL

El PP debe seguir en campaña

Mientras los socialistas han insistido en culpar desde el primer momento a la abstención de su raspada victoria en las europeas, desde el PP se cree que con una mayor participación “y una semana más de campaña” la derrota del PSOE habría sido un hecho.
 
Tan lógico es que el PSOE añore la enorme participación que le permitió sacar cinco puntos de ventaja al PP como que los dirigentes de este último partido hayan echado en falta a esos millones de sus votantes que hace tres meses no se quedaron en casa ni dejaron de votarles pese a los días de infame manipulación que se desataron tras la brutal masacre del once de marzo.
 
Lo cierto, sin embargo, es que en muchos españoles ha pesado más el desinterés hacia ese ámbito político europeo, que creen extraño y distante, que el deseo de convertir estas elecciones en una especie de confirmación o refutación de los resultados generales. Había muchísimas razones para desconfiar de la altísima participación que pronosticaba el CIS y que la situaba aun por encima de la registrada el 14-M; pero, ciertamente, tampoco pensábamos que este domingo se iba a registrar la más baja participación electoral de nuestra democracia.
 
En cualquier caso, la estrecha victoria numérica del PSOE —que todavía se podría recortar aun más con el recuento del voto emigrante— no borra ese triunfo moral y psicológico del PP que supone casi empatar con el PSOE menos de tres meses después de haber ganado los socialistas las generales.
 
Ahora bien, esto no obsta para reconocer algunos errores en la dirección del PP que, en parte, ya se corrigieron al final de campaña de cara a movilizar al electorado. Rajoy podrá contentarse afirmando que "no es normal que a los poquísimos meses de ser elegido, un Gobierno sufra este tipo de retroceso electoral", pero no olvidemos que tampoco fue “normal” las circunstancia en que entonces este gobierno fue elegido.
 
A los dirigentes socialistas se les podrá objetar todo menos el no haber dedicado todas sus energías, desde el primer momento, por movilizar a su favor al electorado. Los dirigentes populares tardaron, sin embargo, en reaccionar y en reivindicar con orgullo y firmeza su legado y su discurso político. El “talante y medio” de Rajoy fue a veces a costa de posponer la denuncia de unas mentiras que ahora —sólo en parte— han sido borrada por estos resultados. Eso por no hablar de los asesores, que si bien parece que ya no consideran inoportunos los debates, siguen con esa acomplejada insistencia de dejar a última hora lo de ir a por todas. Ahora desde el PP dicen que les faltó “una semana más”, pero también es cierto que podían haber empezado una semana antes...
 
En cualquier caso, no semanas sino años tiene por delante el PP para llevar a cabo una oposición a la que no le debe faltar en ningún momento ni nervio ni energía. Con el silenciamiento cuando no manipulación mediática que va a seguir teniendo encima, no le sobrará ni lo uno ni lo otro.

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