Mariano Rajoy ha comenzado a ofrecer algunos datos sobre el Congreso Nacional del Partido Popular que deberá significar el inicio de una nueva etapa en las filas populares. Una nueva etapa que será diferente -guste o no guste- a la larga etapa de José María Aznar. Para empezar, y antes de bajar a la letra pequeña, habrá que decir que es evidente que Rajoy no quiere dejar heridos en el camino. Se cierra una época, se abre otra; pero en ningún caso pretende que alguien pueda diseñar una división intencionada entre dirigentes de Mariano Rajoy o dirigentes de José María Aznar. La estrategia que Rajoy ha puesto encima de la mesa parece la más inteligente de todas: "cuento con todos, y con el tiempo cada uno irá encontrando su sitio, su nueva ubicación". Y es que el actual secretario general del PP no quiere sacrificar a nadie, simplemente que cada uno sepa adaptarse a una etapa diferente. Mensaje enviado a todos, que en las próximas semanas sabremos como es descifrado por los propios interesados.
Dicho esto, lo que más llama la atención del Congreso Nacional es que Alberto Ruiz Gallardón haya recibido el encargo de realizar la inauguración del cónclave popular con una intervención de contenido político. Un formato novedoso, sin precedentes y que le da a Gallardón un protagonismo importante, pero al mismo tiempo tasado en tiempo y en contenidos. Lo cierto es que esta intervención se puede interpretar como una señal clara de que Gallardón estará en la dirección del PP -quizá como vicesecretario general- pero al mismo tiempo es un mensaje específico para el propio Alcalde. Si Gallardón quiere podrá estar en el núcleo duro del PP, pero con un territorio concreto y determinado; es más, en los nuevos tiempos no valdrán las actitudes excéntricas . Si guarda las reglas del juego tendrá su minuto de gloria, pero desde luego no habrá margen ni posibilidad para ir por libre.