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Guillermo Domínguez

Intentando despertar de la pesadilla

Habíamos acudido a la Eurocopa como favoritos, dispuestos a arrasar con todo. Del "España le gana a Portugal de cajón" al "Podemos llegar a la final, seguro". Cientos han sido los comentarios que se han escuchado sobre el grupo de Iñaki Sáez durante los ocho días que ha durado su aventura en el torneo y que ha sido para olvidar. La selección española no había cuajado una actuación peor desde 1988, cuando fue eliminada a las primeras de cambio. El malogrado Miguel Muñoz dio una grata primera impresión al llevarse a Alemania a una generación de jugadores liderada por Butragueño y su archiconocida "quinta". Pero el resultado fue un fracaso sin paliativos. Y ahora, dieciséis años después, lo mismo le ha ocurrido a Sáez. Los Raúl -aunque el capitán arrastre un estado físico lamentable-, Casillas, Puyol, Valerón, Torres, Vicente y compañía no han podido demostrar su valía para llevar al equipo a la última fase, aunque nos hubiésemos encontrado con Francia o Inglaterra en cuartos de final. Al menos, poniéndonos en el peor de los casos, se nos habría atragantado esa ronda maldita -así ocurrió en las dos últimas Eurocopas- y habríamos dado un paso adelante.¿Qué es lo que ha pasado para que España diga adiós a las primeras de cambio?
 
Los motivos son múltiples, empezando por los propios jugadores y su desgaste físico, psicológico y moral, sin olvidar que hay dos responsables del desastre a la cabeza: el propio Sáez y Ángel María Villar. El presidente de la Federación le ofreció al técnico la renovación por dos años y él no dudó en aceptar. ¿Cómo puede premiarle después de haber tenido que llevar a España a tener que disputar la repesca ante la temible Noruega? Nadie encuentra explicación salvo el propio Villar, que trató de dar un golpe de efecto a tres meses de las elecciones convencido de que nuestra selección haría un gran papel en la Eurocopa. Pero se ha topado de bruces con la cruda realidad. Y, cómo no, Iñaki Sáez. Al entrenador vasco no le vendría mal una "micebrina" al día porque parece que la memoria empieza a fallarle. Si el 28 de mayo, nada más firmar la renovación, dijo que su continuidad quedaba supeditada a lo que ocurriera en Portugal, este mismo domingo señaló: "siento decepcionaros porque pienso continuar".
 
Su actitud durante esta Eurocopa ha sido de prepotencia. Emperrado en su esquema "innegociable", primero sentó a Valerón en el banquillo ante Rusia. Tal vez al canario le falte algo de sangre, pero nadie duda de su calidad para crear juego y encontrar huecos de centro del campo hacia arriba que pocos futbolistas son capaces de ver. Y Juan Carlos resolvió la papeleta. Después, en el encuentro contra Grecia, jugó al gato y al ratón con los periodistas. Por primera vez desde que es seleccionador, ocultó la alineación en la víspera, aunque prometió "cambios" con respecto al debut ante los rusos. Nada de nada. El empate ante la "bestia negra" nos dejó tocados. Y, frente a Portugal con todo por decidir, metió a Fernando Torres en la delantera y dio entrada a Xabi Alonso. Sólo se atrevió a sacar a la artillería a raíz del gol de Nuno Gomes, cuando vio que todo estaba más perdido que un pulpo en un garaje. Los experimentos, señor Sáez, con gaseosa y no en un partido donde se está jugando con las ilusiones de cuarenta millones de españoles.
 
Son esos cuarenta millones de españoles quienes, indirectamente, han elegido a Villar e Iñaki Sáez al frente de nuestro fútbol. Muy posiblemente, si "fulano", "mengano" o "zutano" fueran los seleccionadores, habrían llevado a Portugal a los mismos 23 jugadores que nos han representado en esta Eurocopa. Porque no conviene olvidar que son ellos los responsables directos de la debacle. A alguien le cuesta pensar que España sólo haya podido marcar dos goles en 270 minutos de juego. Desde luego, calidad del centro del campo para arriba hay. Morientes ha sido el máximo goleador esta temporada en la Champions. Pero Sáez decidió apostar por Torres en el envite de Lisboa ante los de Scolari. Y fue precisamente el Niño el que, junto a Juanito y a Casillas -salvó a la selección de encajar tres goles-, aportó algo de chispa. Del resto, mejor ni hablar. En líneas generales, la actuación de los diecisiete futbolistas que han tenido algunos minutos en la Eurocopa -sólo Cañizares, Aranzubía, Capdevila, Gabri, César y Xavi se han quedado sin jugar- ha sido nefasta.
 
Xabi Alonso, uno de los primeros en regresar a casa, no duda en mostrar su "decepción" porque "esta generación formaba un bonito grupo" pese a lo que han hecho en Portugal es bastante feo. Como a los aficionados no nos queda otro remedio que resignarnos, debemos confiar en el resurgir e intentar despertar de la pesadilla. Ahora queda medirnos con Bélgica, Serbia y Montenegro, Bosnia, Lituania y San Marino para dilucidar la clasificación para el Mundial de Alemania 2006. Mientras tanto, a ver por televisión cómo -cuando esto escribo aún no se habían definido las clasificaciones en los grupos B, C y D- Francia, Inglaterra, Alemania, Portugal o Italia, con permiso del resto de equipos, ganan una Eurocopa en la que España, simple y llanamente, ha hecho un ridículo espantoso.

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