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EDITORIAL

En Irak se sigue asesinando a Miguel Ángel Blanco

Tras la espantosa tortura de cinco días de secuestro, el joven surcoreano Kim Sum Il ha sido finalmente decapitado por los terroristas islámicos que amenazaron con asesinarlo si el gobierno de Seúl no suspendía el envío de un segundo contingente de soldados a Irak. Traductor de árabe y predicador evangélico, Kim Sun Il fue secuestrado el pasado día 17 por un grupo denominado “Monoteísmo y Yihad” vinculado al actual líder de Al-Qaeda en Irak, el jordano Abu Musab al Zarqaui.
 
El Gobierno de Seúl, pese a las amenazas de los terroristas, no se doblegó y reafirmó sus planes para desplegar en la provincia de Irbil su segundo contingente, de 3.000 soldados que, junto a la policía iraquí y al resto de soldados aliados, tratan de pacificar el país impidiendo que los terroristas aborten su transición a la democracia.
 
Desde principios de abril, decenas de extranjeros han sido secuestrados en Irak, muchos de ellos en los alrededores de Faluya. La mayoría de ellos han sido liberados por las fuerzas de la coalición, pero con la decapitación de este joven surcoreano son ya tres los asesinados por sus captores. La pasada semana fue asesinado el intérprete estadounidense Nicholas Berg, que fue decapitado por el propio Zarqaui. Capturado junto a otros tres compatriotas suyos, el italiano Fabrizio Quattrocchi también fue asesinado por sus secuestradores a mediados de abril después de que venciera el plazo dado al Gobierno de Berlusconi para que retirara las tropas italianas.
 
A la muerte de estos civiles extranjeros hay que unir los cientos de iraquíes asesinados por los terroristas islámicos que también han atentado contra varios miembros del gobierno provisional iraquí. Eso por no hablar de las casi 200 personas que asesinaron en Madrid el pasado 11 de marzo estos terroríficos partidarios de la retirada de nuestras tropas.
 
Nuevamente hemos de reparar en los grados de infamia y manipulación de la mayoría de los medios de comunicación que forjaron el mayoritario respaldo de los ciudadanos a una retirada de tropas que los terroristas exigen de forma tan reiterada como brutal. Ver cómo la mayoría de los medios de comunicación, movidos por su patológico antiamericanismo o por el deseo de dañar políticamente al anterior Gobierno de Aznar, hacían —y siguen haciendo— un análisis de la situación de Irak tan favorable para la causa del terrorismo islámico como el que hacía Gara respecto a ETA y al "conflicto vasco", es algo de lo que aún no nos hemos repuesto. Ahora hasta en el PP se creen que la guerra en Irak es cosa del pasado. Desde luego hay que ver qué grados de candido autoengaño alcanzan algunos con tal de eludir su obligación política y pedagógica respecto a la inconclusa guerra que al mundo libre se le declaró el 11 de septiembre.

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