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Carlos Semprún Maura

Francia euroescéptica

Qué más quisieran los funcionarios tener tantos manifestantes como los que obtuvo la fiesta del Orgullo Gay del pasado sábado, fueron 700.000, según la prensa. El héroe del día fue Noel Mamère, el diputado-alcalde de Bègles, quien, pese a las prohibiciones prefectorales y ministeriales, ha celebrado el primer matrimonio homosexual. Todos se precipitaron para besuquearle, ante los fotógrafos, y el pobre señor, que parecía muy molesto, se refugió entre sus camaradas, porque también desfilan los partidos de izquierda, con sus mini faldas oportunistas. Esto de las fiestas del Orgullo Gay está de moda, y, claro, todos quieren salir en la foto.
 
Pero hay cuestiones más serias, o al menos más claramente políticas, como el triunfo de la abstención en las últimas elecciones europeas, y el acuerdo de los 25 gobiernos sobre una Constitución que no satisface a nadie. El Reino Unido se ha salido con la suya, imponiendo su soberanía sobre los temas que le interesaban. Siendo el país más poblado, Alemania saca la mayor tajada, pero eso no quita que Chirac hable como si ya fuera el Presidente de Europa. ¿Elegido por quién? ¿Por los turcos? En este sentido me irrita la manía que tienen los anglosajones, tanto Bush, como Blair, de querer imponer Turquía en la UE, cuando Turquía no es europea. Si la solidaridad democrática internacional falló lamentablemente, con Francia y Alemania, en el caso de Irak, buena ocasión tendría Europa de manifestar su autonomía negándose a la entrada de Turquía en la Unión Europea, pero eso no está nada claro. El caso es que después de la abstención masiva, la Constitución, fruto de mejunjes y compromisos, no convence. Ya podrá hablar Chirac de “momento histórico”, la oposición al proyecto de constitución –porque aún debe ser votada en los Parlamentos o por referéndum–, crece en Francia, y hasta en las filas del Partido Socialista. Después de las diversas corrientes “de izquierda”, los Emmanuelli, Valls, Montebourg, etcétera, que la consideran demasiado liberal, o sea insuficientemente soviética, he aquí que el propio Laurent Fabius, oficialmente numero dos del Partido Socialista, pero de hecho el más probable, –por ahora– candidato socialista a las presidenciales de 2007, quien declara públicamente que dicha constitución no le gusta nada. Que no sea suficientemente “social”, como dicen sus compañeros, eso le importa un bledo, pero teniendo como única ambición –y como tantos–, la de ser Presidente de la República, ha notado que en Francia el sentimiento antieuropeo crece, y quiere situase en primera fila. En primera fila de lo que sea, con tal de ganar. Eso irrita sobremanera a los socialista europeístas, que también los hay, y el socialismo francés está hecho un lío.
 
Está visto que el UMP, por su parte, tiene un problema, y ese problema lleva el nombre de Nicolas Sarkosy. Su desmesurada Ambición y su incomprensible popularidad crea tensiones en el partido mayoritario. Recientemente, Chirac le dijo que si quería ser Presidente de la UMP, tendría que dimitir de su cargo de Ministro de Economía, y éste fin de semana en la reunión de la UMP, prácticamente sólo se habló de eso. El Primer Ministro Raffarin, y el aún Presidente de la UMP; Alain Juppé, apoyaron tajantemente la postura de Chirac, diciendo a Sarkosy, que tendría que elegir, que no podía cumular dos cargos tan importantes, que eso dificultaría el papel de Primer Ministro. Pero resulta que Sarkosy tiene sólidos apoyos en su partido, que le quieren como jefe, sin abandonar su ministerio, eso hoy, y mañana Presidente de la República. Cosas verdes, mío Cid....

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