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Viendo cómo en CNN+ se decía que las declaraciones de los jefes policiales que acababan de ofrecer en directo confirmaban que Acebes había mentido al sostener que era ETA la responsable de la matanza, algo rigurosamente contrario a la verdad que unos segundos antes estábamos viendo, no cabe duda ya de que Polanco ha apostado por la insidia y la mentira con tal de sostener lo que ni “El País” sostenía editorialmente: que fue voluntad premeditada del Gobierno Aznar engañar desde el primer momento a los españoles. Lo del portero automático de Rubalcaba no ha sido, pues, una casualidad sino la primera miguita de Pulgarcito en el bosque, pero no para no perderse sino para hacer que nos perdamos todos. Sólo conseguirán que las sospechas sobre la manipulación de la masacre por parte del PSOE y PRISA den paso a las suposiciones sobre alguna participación en ella. Que se supone que es lo que Zapatero debería evitar.
 
Pero, en fin, eso es cosa que compete al Gobierno y allá ZP si quiere llevar de por vida sobre sí el estigma del 11-M que, insisto, a fuerza de querer manipularlo acabarán volviéndolo en su contra. En cambio, hay algo que no habla bien de la capacidad interrogadora de los parlamentarios. Y no sólo que alguno de ellos, como el peneuvista Olavaria, le propinara una conferencia al jefe policial explicándole más o menos que el de ETA es un terrorismo “bueno” frente al “malo” islamista y que ambos no tienen ni pueden tener nada que ver, olvidándose de las estrechas relaciones entre la rama de ETA que según el Supremo se llama Batasuna y los terroristas palestinos, por ejemplo, o el entrenamiento de etarras en países islámicos. Amén, claro está, del discurso de Ibarreche declarando no vascos a los etarras.
 
En realidad, el único misterio que quedó flotando ayer en el ambiente era el de la identidad del que dijo “Titadyne” sin serlo. El jefe de los Tedax aseguró que nadie de los suyos fue. ¿Entonces, quién? ¿Quién equivocó, por torpeza o deliberadamente, a Acebes y al Gobierno? ¿Quién dijo Titadyne? Eso es lo que está más oscuro. La estrategia de desinformación del PSOE está, a cambio, demasiado clara. Y no le hace ningún bien a Zapatero, que se supone que es el Presidente del Gobierno de todos los españoles, no sólo de los pastoreados por Polanco.

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