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Pejman Yousefzadeh

Kerry y el problema cubano

David Brooks nos informa en el New York Times sobre la alarmante falta de interés del candidato presidencial demócrata John Kerry por la causa democrática y de los derechos humanos en Cuba. Discutiendo sobre si apoyaría al Proyecto Varela, diseñado para lograr reformas democráticas pacíficas en Cuba, Kerry dijo que lo consideraba “contraproducente”. Porque ese proyecto “ha metido a mucha gente en problemas en Cuba… e hizo caer el martillo” del régimen de Castro sobre disidentes que ahora están siendo perseguidos por su participación en el Proyecto Varela.
 
Brooks escribe: “imagínese si usted es un prisionero político cubano, pudriéndose en la cárcel, y se entera que el líder del más antiguo partido democrático del mundo piensa que lo que usted hace es contraproducente. El comentario de Kerrry es un arpón dirigido contra el estado de ánimo de los disidentes”.
 
 “Imagínese estar preso en el cuartel de la policía secreta de Castro y leer esas declaraciones. El mensaje es que la persecución funciona. Meta a algunos disidentes en la cárcel y quien puede ser el próximo presidente de EEUU culpará de provocadores a los defensores de la democracia”. “Imagínese que en los años 80 Ronald Reagan se hubiera referido a Andrei Sakharov o a Natan Sharansky o a Lech Walesa o a Vaclav Klaus como ‘contraproducentes’ porque ellos también provocaron que los persiguieran”. “Si algo hemos aprendido en los últimos 20 años es el poder de la persuasión moral en respaldo a los disidentes y para debilitar las tiranías. Pero Kerry parece tener otras prioridades”.
 
Podemos ser aún más claros en la descripción de las consecuencias de las declaraciones de Kerry. Está en realidad diciendo que aquellos que decidieron apoyar al Proyecto Varela y que tratan que se avance en su objetivo de lograr un cambio democrático en Cuba (lo cual es apoyado por el ex presidente demócrata Jimmy Carter) se buscaron la persecución del régimen. Pero, a lo contrario de lo dicho por Kerry, el problema cubano se debe a la existencia de un régimen totalitario que consistentemente aplasta cualquier intento de democracia y de reformas en la isla. No es culpa de los propulsores del Proyecto Varela que Castro persiga a los disidentes. La culpa es de un régimen que se niega a permitir voces disidentes en Cuba que tratan de expresar su repugnancia e insatisfacción ante un régimen monstruoso y fracasado.
 
El Proyecto Varela ha tenido gran apoyo. En 2002, su líder, Osvaldo Payá Sardiñas, recibió el más importante premio de derechos humanos que otorga la Unión Europea, el premio Andrei Sakharov. Posteriormente, Vaclav Havel, Arpad Goncz y Lech Walesa expresaron que “es la responsabilidad del mundo democrático apoyar a los representantes de la oposición cubana, no importa cuánto tiempo los cubanos estalinistas se aferren al poder. La oposición cubana debe gozar del mismo apoyo internacional… expresiones de condena contra la represión el régimen, combinado con acciones diplomáticas de Europa, América Latina y Estados Unidos serían medios apropiados para ejercer presión sobre el régimen en Cuba”.
 
El proyecto Varela, según explica Payá, "pide que se consulte al pueblo cubano sobre cambios en las leyes para que se pueda ejercer la libertad de expresión y asociación, para que se liberen a los presos políticos pacíficos... para que los cubanos puedan elegir libremente a sus representantes y para que se realicen elecciones libres".
 
En el pasado, yo he argumentado que la democracia no es una varita mágica en la búsqueda de la paz y la seguridad. Pero las sociedades democráticas tienden a ser más transparentes, lo cual dificulta que se tomen malas decisiones políticas que pongan en peligro la paz mundial.
 
John Kerry no es un entusiasta de la democratización ni parece comprender los aportes de la democracia a la seguridad. Para Kerry, democratización no es una prioridad clave en Irak, sino que piensa que “estabilidad” debe ser el objetivo. Claro que Irak se podía describir como “estable” bajo Saddan Hussein y el término también se puede utilizar para describir a Arabia Saudita.
 
Queda claro que John Kerry nada aprendió de los grandes logros históricos de Ronald Reagan y sería bueno que los votantes tuvieran eso presente durante las elecciones de noviembre.
 
© AIPE
 
Pejman Yousefzadeh es editor del weblog Pejmanesque y analista de Techcentralstation.com.

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