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Resulta que Marie-Leonie L., como pone la prensa, es una mitómana y que su agresión en el tren de cercanías parisino fue un bulo. Ella misma se cortó el palo, se hirió, rasgó sus vestiduras, y hasta dibujó cruces gamadas sobre su vientre, y se fue con el cuento a la policía. Son cosas que ocurren, no siempre exactamente así, la joven ha demostrado bastante imaginación, le aconsejaría escribir novelas, como terapia, pero los mitómanos existen. Vale la pena decir dos palabras sobre el revuelo que se armó en esta ocasión: el Presidente Chirac, el Ministro de Interior, Villepin, toda la prensa, incluyendo la televisión (y yo) comentaron ampliamente esta agresión, y denunciaron el racismo. La agresión no existe, pero el racismo sí, y además si ésta fue inventada, otras agresiones, infinitamente menos mediáticas, son reales: violencias, robos, insultos y bofetadas, o puñetazos, y hasta, en alguna ocasión, violaciones, son frecuentes en esos trenes de cercanías, como en el metro y en ciertos arrabales “difíciles”. Ahora, todos quieren sacar tajada de este traspiés.
 
La oposición acusa a Chirac de haberse indignado sin pruebas, olvidándose que hizo lo mismo: el PCF, organizó, ayer martes, una gran manifestación con doce personas, misteriosamente en el metro Belleville, contra el racismo y el antisemitismo. Todos los consejeros municipales y regionales del Partido Socialista de Ile-de-France, organizaron un guateque con los mismos motivos, y toda la prensa, de izquierdas y de derechas. Ahora los periódicos acusan a los periódicos de haberse emocionado demasiado y fuera de lugar. Y, claro, las organizaciones musulmanas integristas, exigen que el gobierno se arrodille y pida perdón, por su “racismo anti musulmán”. Las cosas como son, la policía fue la única en portarse serenamente en esa ocasión, y en descubrir la mentira.
 
Hoy, 14 de Julio, Fiesta Nacional francesa, y cómo es costumbre desde Mitterrand, antes no, el Presidente Chirac concedió la consabida entrevista a dos periodistas de televisión. Evidentemente, le preguntaron que pensaba de esa falsa agresión, y con dos frases respondió acertadamente, a mi modo de ver: esta fabulación es, desde luego, lamentable, pero eso no quita que el racismo y el antisemitismo existen y que hay que combatirlos. En cuanto al resto no dijo nada, o nada nuevo. Todo bajo control, y si existen problemas los estamos resolviendo, o los vamos a resolver. No se lo cree nadie, pero todo el mundo acepta que en tales circunstancias, un Presidente no puede decir más que banalidades. Como viejo parisino, lo que me llama la atención en estos 14 de Julio, es su cambio radical de naturaleza sociológica: hoy es la fiesta del poder, desfile militar y declaraciones del Presidente. Antaño era esencialmente una fiesta popular, en todos los barrios, en todas las plazas y glorietas de París, había orquestas, bailes y amoríos fugaces (René Clair rodó una película sobre este tema del 14 de Julio), hoy nada de eso, como si París hubiera envejecido más que yo.

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