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Rubén Osuna

Telebasura

Hay mucha discusión sobre el tema, precisamente porque no tenemos una definición para el término "telebasura". Yo tengo bastante claro su significado: todo lo que emite una televisión pública deficitaria es telebasura.
 
Lo que emite una televisión privada sólo es telebasura si la misma es deficitaria y reclama, y obtiene, dinero público para un enjuague; o bien, si nos ponemos más estrictos, si las empresas privadas televisivas operan en mercados intervenidos, sin libre concurrencia, bajo un régimen de "concesiones" políticas (simplemente porque unas empresas no pueden ser sustituidas por otras más eficientes, aunque paguen sus errores con menos beneficios).
 
Los pretendidos programas "culturales" no justifican una televisión pública por dos motivos: primero, porque el consumo lo debe decidir cada uno con total libertad, dentro de la Ley, sin más; segundo, porque la oferta de las televisiones privadas de pago es cuantiosísima y muy variada, y si cerraran RTVE y con lo que cuesta nos dieran un "cheque" para gastar en televisión consumiríamos un producto más ajustado a nuestros deseos (por "exclusivos" que éstos sean) y más barato. La televisión no es un bien de primera necesidad, ni el vehículo exclusivo para la transmisión de ningún bien de primera necesidad y, aunque así fuera, su provisión pública no se justifica de forma alguna si hay alternativas más eficientes (más cantidad, calidad y variedad a menor coste y precio).
 
Otra pregunta sería qué pensar de una televisión pública que no fuera deficitaria, es decir, que se financiara de la misma forma que las privadas y sin pérdidas. Pero por un lado eso supone drenar recursos de las televisiones privadas, y por otro ocurre que las televisiones públicas tienen una tendencia inexorable al déficit. Esto segundo se debe precisamente a la despreocupación que conlleva la titularidad pública, y a la búsqueda de audiencia a cualquier precio para potenciar el instrumento político que en realidad son.
 
En resumen, toda televisión que se financie con dinero público o que absorba recursos que corresponderían a las privadas, emite telebasura. Incluso en el mejor de los casos (programas para minorías exigentes) las empresas privadas podrían lanzar una mejor oferta a menor precio, y con beneficios.

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