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Pablo Molina

La verbena demócrata

El aspecto más novedoso de la convención que el Partido Demócrata ha celebrado esta semana en el estadio Fleet Center de Boston, es la presencia de numerosos bloggers —internautas que mantienen una página web en la que incluyen periódicamente sus propios artículos de opinión—, que en algunos casos cuentan con acreditaciones oficiales como el resto de medios de comunicación convencionales. Por alguna oscura coincidencia, la mayoría de estos periodistas-internautas autorizados proceden del entorno de Howard Dean, ex gobernador de Vermont, ex candidato a las primarias demócratas y representante del ala más izquierdista del partido, lo que ofrece serias dudas acerca de su independencia; Pero por suerte, hay también un gran número de bloggers de tendencia republicana camuflados entre el público asistente, que son los que ofrecen las noticias y opiniones más jugosas sobre lo que ocurre en esta macroverbena progre.
 
El mensaje central de los demócratas norteamericanos en esta convención es que Bush es un nazi estúpido «más preocupado por quemar libros que en leerlos», como rezaba una de las muchas pancartas alusivas a este tema durante el discurso de Howard Dean. Además, «la Administración Bush está recortando la democracia en América. El Presidente Bush mismo, en caso de que usted no lo haya notado, es como Hitler. A propósito, él lo sabía todo acerca del 11 de septiembre mucho antes de que ocurriera. Encima, dejó a los parientes de Bin Laden escapar furtivamente de Norteamérica poco después de los ataques contra el centro del comercio mundial y el Pentágono. ¿La guerra de Irak? Es por el petróleo.» Nuestro Llamazares no lo hubiera expresado mejor.
 
Pero lo más llamativo de esta kermesse político-mediática suele ocurrir en los aledaños de la convención propiamente dicha, especialmente en la zona de protesta, que es un recinto acotado en forma de corral, destinado a que las organizaciones que lo deseen expresen sus reproches, críticas o condenas, naturalmente hacia la administración republicana. La noche del lunes pasado, sin ir más lejos, la jaulita albergó un concurrido festival de odio anti-israelí, «en el que una portavoz del Consejo para los Asuntos Públicos Musulmanes, despotricó sobre la ocupación y el genocidio israelí, y sobre el extremista, fundamentalista y apocalíptico gobierno norteamericano, que apoya a Israel a causa de una pequeña banda de neoconservadores que creen que la política exterior es algún tipo de novela de ciencia ficción.»
 
Pero al margen de estas cuestiones más o menos anecdóticas —aunque ilustrativas del armazón moral de los progresistas norteamericanos, por otra parte plenamente asimilable a sus colegas europeos—, es justo reconocer las importantes aportaciones intelectuales de los protagonistas de este evento. Veamos algunos ejemplos.
 
«Uf. Espero que esto no salga en los medios». Joven activista demócrata al enterarse de que John Kerry es el hombre más rico que jamás se ha presentado a las elecciones para la Presidencia de los EEUU.
 
«No hay una América progresista y una América conservadora. Hay unos Estados Unidos de América». Barack Obama. Candidato al senado por Illinois. ¿Entonces por qué hay elecciones?.
 
«Con John Kerry como presidente, el cambio climático empezará a revertirse». De la alocución de Teresa Heinz sobre los tonificantes efectos de la próxima presidencia de Kerry.
 
No obstante, para aportaciones intelectuales las de John Kerry. Compárese la garra de su mensaje con el de algunos de sus predecesores.
 
«Un hombre con coraje hace una mayoría». Andrew Jackson.
 
«A lo único que hay que tener miedo es al propio miedo». Franklin D. Roosevelt.
 
«No preguntes lo que tu país puede hacer por ti. Pregunta qué puedes hacer tú por tu país». John F. Kennedy.
 
Y ahora prepárense que llega nuestro hombre: «Yo defenderé y lucharé, como otros hacen, para intentar llegar a un correcto equilibrio entre violencia, y sexo, y demás cosas”. John Forbes Kerry.
 
Como ven, en el mundo de la alta política de progreso Zapatero no está sólo.

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