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Víctor Llano

Teresa Heinz-Kerry, amiga de Castro

Según el periódico electrónico La Nueva Cuba que recoge una investigación de Judy McLeod, editora fundadora de Canadá Free Press, la mujer del candidato demócrata a la presidencia de EEUU, Teresa Heinz-Kerry, en 1991 y burlando las leyes de su país, enlazó al régimen castrista con la red mundial de Internet sirviéndose de una conexión canadiense financiada por su Fundación Tides. A Teresa Heinz-Kerry ya le sobraban millones de dólares en 1991 y no dudó en ponerlos al servicio de uno de los más connotados enemigos de su país. Es lo que las víctimas de Castro y los propios norteamericanos pueden esperar de algunos demócratas estadounidenses.
 
Los cubanos, salvo aquellos -muy pocos- que son autorizados por la tiranía, no pueden tener acceso a Internet. Los periodistas independientes, más que reporteros, activistas de los derechos humanos, que logran, después de salvar todo tipo de dificultades enviar alguna crónica al extranjero, pueden, en cualquier momento, ser acusados de trabajar para una potencia enemiga y condenados a 20 años de prisión. Cuba es la mayor cárcel de periodistas del mundo. Sin embargo, la señora Kerry, burlando el embargo, conectó a sus verdugos a la red internacional.
 
Castro siempre ha contado con el favor de millonarios sin escrúpulos que le ayudan en el momento en que más lo necesita. Gracias a Internet el coma-andante y sus comisarios políticos pueden infiltrar y controlar mejor a los disidentes, al exilio y a los políticos extranjeros que tiene por enemigos. La red también le ha servido para lograr que cientos de miles de extranjeros conocieran lo barato que es acostarse con los adolescentes cubanos. Esteban Dido ha puesto la tecnología de la señora Kerry al servicio de los tres pilares en los que se sustenta la tiranía: represión, prostitución y propaganda.
 
Hoy los carceleros de la Prisión-grande están un poco decepcionados. Repsol-IPF no encontró el petróleo que buscaba en las aguas del golfo que financia sus crímenes. No les quedará más remedio que volcarse en Venezuela y en las elecciones de EEUU. Confían –les sobran motivos- en Kerry y en su millonaria esposa. Después de conocer las actividades de su fundación, la tristemente famosaTides, muchos nos tememos que si la señora Kerry se convierte en primera dama, los cubanos lo tendrán un poco más difícil y sus verdugos mucho más fácil.

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