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Pablo Molina

Mentirijillas de progreso

El episodio puede costarle caro al candidato demócrata en una sociedad como la norteamericana, que valora especialmente la honestidad de sus hombres públicos.

John Kerry, candidato demócrata a la presidencia de los EEUU parecía caminar despreocupado por la alfombra roja que le había de llevar a la Casa Blanca, tras el entusiasta congreso de su partido y con viento a favor en las encuestas. Por si fuera poco, Rodríguez Zapatero le mostró públicamente su apoyo; todo un varapalo a la moral de victoria de los republicanos. En las llanuras de Kansas o en las montañas de Dakota del Norte la declaración pública de ZP cayó como un auténtico mazazo, pues de sobra es conocido el extraordinario peso internacional de las opiniones de nuestro presidente.  Pues bien, cuando mejor parecían ir las cosas para el candidato progresista, aparece un libro, Unfit for Command (No apto para el mando) que recoge el testimonio de los compañeros y superiores de Kerry en la guerra de Vietnam, devastadores para su supuesta imagen de héroe.
 
Y lo peor de todo es que el libro no va a pasar precisamente desapercibido. Actualmente ocupa el primer lugar de la lista de los más vendidos en la principal librería electrónica del mundo. Pero lo que debe preocupar especialmente a los demócratas es que todo esto ocurre ¡antes incluso de que haya sido puesto a la venta! Mucha, mucha gente va a conocer de primera mano historias tan sabrosas como la de las "Navidades en Camboya" de Kerry, tras lo cual, es previsible que el candidato evite recordar su pasado militar en lo que queda de campaña.
 
«Desde comienzos de los 70, Kerry ha hablado y escrito sobre cómo le ordenaron entrar ilegalmente en Camboya. Kerry lo mencionó en el Senado, en 1986, cuando denunció que las acciones que el presidente Ronald Reagan en Centroamérica estaban llevando a los EEUU hacia otro Vietnam.»
 
En su comparecencia ante el senado norteamericano, Kerry declaraba: «Sr. Presidente. Recuerdo las Navidades de 1968 sentado en una lancha armada en Camboya. Recuerdo lo que era ser tiroteado por vietnamitas, jemeres rojos y camboyanos, y ver al Presidente de mi país (Nixon) diciendo al pueblo norteamericano que yo no estaba allí; que las tropas no estaban en Camboya.»
 
Pues bien, no sólo el Presidente de los EEUU parecía empeñado en decir que Kerry no estaba en Camboya. Sus superiores y compañeros de embarcación siguen aún hoy sosteniendo lo mismo.                        
 
«Todos los jefes de Kerry en la cadena de mando niegan que le fuera alguna vez ordenado entrar en Camboya. Todos ellos indican que Kerry hubiera sido severamente castigado disciplinariamente o acusado en un consejo de guerra si hubiera ido allí. Al menos tres de los cinco tripulantes de la embarcación de Kerry niegan que ellos o su embarcación estuvieran alguna vez en Camboya.»
 
O’Neill –uno de los co-autores del libro- observó que la historia de la incursión en Camboya no fue incluida en la reciente biografía de Kerry (Tour of Duty). Por el contrario, Kerry reemplazó la historia por un relato sobre un ataque mortal que ocurría la víspera de Navidad de 1968, cerca de la frontera de Camboya, en un pueblo llamado Sa Dec, y que el día de Navidad lo pasó en la base militar anotando entradas en su diario.»
 
En cuanto al tratamiento que los medios de comunicación dan a las noticias que afectan negativamente a los candidatos de progreso, nada nuevo bajo el sol. «Lo que me fastidia sobre la historia de las "Navidades en Camboya" no es que Kerry casi con toda seguridad haya vuelto a contar historias falsas (intencionadamente o no), sino que la prensa apenas ha dado cobertura a la historia. Si Bush hubiera sido cogido mintiendo sobre su servicio en la Guardia Nacional, la noticia encabezaría todos los noticiarios de televisión. Y no es sólo una suposición. Las cadenas de noticias abrieron repetidamente sus noticiarios informando de que Bush podría no haber estado presente cuando él así lo dijo durante un servicio de la Guardia Nacional. Una vez la sospecha fue esparcida resultó que las acusaciones eran falsas, pero pocas agencias de noticias corrigieron los falsos rumores que ellas mismas habían extendido.»
 
«Hay un hecho divertido para todos aquellos que piensan que Kerry dijo la verdad y que los tripulantes de la embarcación son sólo un grupo de deshonestos (aunque poseedores de las más altas condecoraciones) veteranos intentando atraer alguna atención hacia sí mismos: Nixon no era presidente en 1968. En efecto, fue elegido en noviembre, pero no tomó posesión hasta 1969, así que resulta altamente improbable que se dedicara a pontificar sobre despliegues militares en un terreno del que no tenía el menor control. Durante 30 años, Kerry ha contado esta historia, aparentemente con demasiada pereza intelectual para consultar una enciclopedia e identificar el ocupante de la Casa Blanca en 1968. ¿Y los demócratas llaman estúpido a George Bush?»
 
A pesar del manto de silencio de los principales medios de comunicación, parece que el episodio puede costarle caro al candidato demócrata en una sociedad como la norteamericana, que valora especialmente la honestidad de sus hombres públicos. Y todo por un obstáculo casi insuperable para cualquier político, sobre todo si es de izquierdas: decir la verdad.

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