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Ante el fin de la hegemonía nuclear israelí

Irán podría llegar a utilizar el armamento nuclear, a pesar del coste fatal que tendría para ellos.

Las declaraciones del general de brigada iraní Mohammad Baqer Zolqadr, segundo en la cadena mando de la Guardia Revolucionaria, sobre la disposición de su gobierno a lanzar un misil contra la central nuclear israelí de Dimona en el caso de que Israel volara sus instalaciones de Bushehr invitan a una reflexión, por escueta que ésta sea.
 
En su afirmación hay tres elementos que no hay por qué dar por sentados. No está claro que Israel lo intente, pues cabe suponer que los iraníes tienen repartidos los materiales en distintos emplazamientos. Sólo disponiendo de una información excelente sobre la localización de un componente básico podrían considerarlo.
 
Tampoco es seguro que un misil iraní sea capaz de superar el sistema antimisiles israelí, combinación del clásico Patriot, originalmente diseñado como una defensa antiaérea y luego adaptado a la defensa antimisiles, y del moderno Arrow, de tecnología israelo-norteamericana.
 
Por último, no parece que el misil iraní Shahab-3 tenga la precisión suficiente como para ser capaz de impactar sobre la central nuclear de Dimona, en el desierto de Negev, donde se ha venido considerando que se prepara el plutonio que posteriormente se destina a la elaboración de cabezas nucleares. El Shahab-3 es un desarrollo realizado por ingenieros iraníes del No-Dong norcoreano. Y éste, a su vez, es una versión del clásico Scud soviético. Estamos, por lo tanto, ante tres estratos de basura tecnológica, aunque no hay duda de que es capaz de volar y que en algún lugar caerá.
 
A estos tres elementos explícitos debemos sumar uno implícito: Israel actuaría en respuesta al contraataque iraní y en este caso podría hacerlo con armamento atómico.
 
La lógica estratégica del general iraní deja mucho que desear, pero el contenido político es relevante y no debemos pasarlo por alto. Irán está anunciando, no ha dejado de hacerlo en los últimos meses, que se encuentra a punto de alcanzar la capacidad nuclear y que dispone de los vectores para atacar a Israel en su territorio. Cuando llegue ese momento nos encontraremos frente a un conjunto de nuevas situaciones.
 
Irán podría llegar a utilizar el armamento nuclear, a pesar del coste fatal que tendría para ellos. El régimen de los ayatolláhs no se parece mucho al soviético. Éste estaba formado por una "nomenklatura" déspota, hija de la Ilustración y del racionalismo. Querían mantener su ámbito de influencia y utilizaban el armamento nuclear como un instrumento de negociación, de garantía de su supervivencia. Aquél es menos despótico, pero mucho más fanático. Sus orígenes no tienen nada que ver con el racionalismo y en sus ciudades se reclutan terroristas suicidas con el apoyo, por no decir la dirección, de las autoridades religioso-políticas. Sería un error infravalorar el peso del radicalismo religioso en la conducción de una crisis.
 
Si Irán puede anular la disuasión nuclear israelí mediante la capacidad de un contragolpe de las mismas características, quiere decir que está en condiciones de continuar animando la formación de organizaciones terroristas y la ejecución de actos de fuerza. El primer efecto de la bomba iraní será en este terreno. Hizbollah y Hamás actuarán con más decisión en pro de la desaparición de Israel. Más allá de Israel, Irán seguirá colaborando con Al Qaeda en acciones anti-occidentales y en contra de gobiernos árabes moderados, dispuestos a desarrollar políticas modernizadoras.
 
Mientras tanto se tratará de convencer a la sociedad israelí de la inviabilidad de su proyecto, potenciando el desánimo, la desunión y la búsqueda de soluciones utópicas que minen la cohesión y firmeza de la que hasta la fecha han hecho gala. El mensaje irá igualmente dirigido a las sociedades occidentales, con la intención de que sacrifiquen Israel con tal de "garantizar" su propia existencia. La diplomacia gala no ha ocultado su disposición a "dejar caer" la pieza judía, con tal de llegar a compromisos con el Mundo Árabe.
 
Estamos ante el final de la supremacía nuclear israelí y, por lo tanto, frente a un nuevo período lleno de incertidumbres.
 
GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.

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