Menú
Amando de Miguel

Sobre gustos algo se puede escribir

Acabaremos por escribir CC.AA.HH., es decir, comunidades autónomas históricas. Ignoro de dónde viene ese capricho.

Jaime Lerner [que quiere decir “ilustrado”], desde Tel Aviv, se queja de que en LD se utilice el verbo “advertir” de esa forma: “Aznar ha advertido de que los españoles…”. En su opinión, ese “de” sobra. Pues bien, el verbo “advertir” exige el “de que” cuando equivale a “hacer notar”. Puede decirse también “Aznar advirtió una profunda falta…”, equivalente a “notar”. Luego LD no erró en ese caso. No es un dequeísmo; “ese vicio tan malsonante” según dice don Jaime. Será malsonante pero no en ese caso. También dijo LD que “Aznar se había desmarcado de la línea oficial del PP”. A don Jaime no le gusta eso de desmarcarse. Él preferiría “apartarse”. Si fuera cuestión de gustos, yo me inclinaría por desapartarse, tan popular (del pueblo, no del partido). Lo de “desmarcarse” es un término futbolístico que está ya en el DRAE y que todo el mundo acepta: “desplazarse para burlar al jugador contrario que lo marca”. Claro que desmarcarse del propio grupo político es un poquitín rebuscado.
 
Creo que ya he comentado aquí la decadencia del imperativo estricto. Virginia Lopo vuelve a la carga. Se disgusta con lo de “empujar” de las puertas, en vez de “empuje”. Lo siento, es batalla perdida. El imperativo quedará para el Ejército como último bastión. En todos los demás casos, se preferirán formas suavizadas del imperativo, como el infinitivo, o precedidas del “por favor”. Una vez más, es el espíritu de la época, enemigo del autoritarismo, lo que acomoda el lenguaje.
 
A Carlos Caldito (Badajoz) le reconcome el abuso del verbo apostar, en lugar de “optar, elegir, querer, preferir, decidir”, entre otros. Comparto esa repugnancia. En la parla política se apuesta mucho porque es un verbo que compromete poco. En lugar de proponer o de favorecer claramente una u otra opción política, uno apuesta por ella, que es como no decir nada. En los cuentos de Guillermo Brown el héroe estaba siempre “apostando”. En inglés es palabra vulgar, de gente arrastrada, quizá por la condena puritana de los juegos de azar. En España es otra cosa, es la tontería.
 
Gonzalo Díaz Granda (Valencia) me comunica su disgusto por el abuso de expresiones como “el efecto 11-S” o “el efecto invernadero”. No me parece que sea cosa de rechazar esa innovación. La propuesta de don Gonzalo sería la de decir “el efecto del invernadero”. No me suena. En cambio, tiene toda la razón respecto a la sustitución de “España” por “el Estado”. Don Gonzalo asegura, irónico, que acabaremos diciendo que un ciclista ha ganado “la Vuelta al Estado francés”. Por lo mismo, añado yo, la famosa Plaza de España (en Madrid o en Roma) pasará a ser Plaza del Estado. Peores disparates se han visto. Todo va en gustos.
 
Mariano Magister Hafner (Madrid) señala una curiosidad. Es el verbo desdoblar, como cuando se dice desdoblar una carretera, una cátedra. Hombre, llamándose Magister tiene todas las de ganar. Él sostiene que sería más lógico decir que se dobla o se duplica una carretera cuando de una vía o calzada se sacan dos. Sin embargo, todo el mundo entiende mejor que se desdobla. Es algo parecido al gracioso vulgarismo de descambiar algo que se ha comprado y que se quiere cambiar por otro objeto equivalente o por el dinero que costó. Lo lógico sería decir cambiar, pero queda más expresivo descambiar.
 
Alex Serrano considera que es “horroroso” decir las olimpiadas para referirse a una concreta, la de Atenas. Ahora es moda decir los juegos, pero la palabra “juego” en español significa más cosas que juegos deportivos o de competición (games en inglés). A mí me parece más expresivo decir “las olimpiadas” de Atenas o de Barcelona que “la olimpiada”. Ya sé que es algo singular, pero también decimos los sanfermines, los carnavales, las Navidades e incluso las oposiciones a cátedra. En todos esos casos hay una celebración, un suceso, pero lo decimos en plural para dar idea de jolgorio, reunión de mucha gente con carácter más o menos festivo o espectacular. Es un plural perfectamente legítimo, nada de “horroroso”. A Alfonso Ussía tampoco le gusta (según escribe en La Razón) lo de “las olimpiadas”, pero tampoco don Alfonso es Petronio. Por cierto, no creo que a Ussía le guste mucho eso de “feliz Navidad” que ha sustituido desgraciadamente a “felices Pascuas” o “felices Navidades”. Es parecida desgracia a la de desear (solo) “buen día” y no el generoso “buenos días”.
 
En cambio, no sé responder a don Alex cuando me plantea esa extraña costumbre de reduplicar las iniciales en los acrónimos plurales: EE.UU. en lugar de E.U para Estados Unidos. Acabaremos por escribir CC.AA.HH., es decir, comunidades autónomas históricas. Ignoro de dónde viene ese capricho. Espero que algún lector curioso nos ilustre sobre el particular.
 

En Sociedad

    0
    comentarios