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Antonio José Chinchetru

Totalitarismo futurista

La Inteligencia Artificial que encabeza el golpe de Estado de los robots elimina de su análisis a las personas para aplicarlo a la comunidad

La relación entre tecnologías y libertades han sido tratados profundamente en la ciencia-ficción, tanto en el cine como en la literatura. Este género también utiliza el futuro como escenario para analizar preocupaciones o situaciones políticas actuales. Ejemplos de ello son la película Matrix (aunque muchos antisistema la analizaran en sentido contrario al que tiene) o 1984 de Orwell o la obra de Philip K. Dick, algunas que cuyas obras han sido llevadas con éxito a la pantalla (Blade Runner y Minority Report, entre otras). Yo Robot, adaptación cinematográfica de la novela de igual nombre escrita por Isaac Asimov, es otra muestra de la ciencia-ficción política.
 
La película muestra, sin haber leído el libro, el peligro de aplicar los derechos individuales a los grupos. Las tres Leyes de la robótica tienen, como debe tener legislación, al hombre como centro de su acción. Es la persona la que está protegida por estas leyes, que se configuran como un corpus de derechos del ser humano en su relación con los robots. Se trata de una ciberdemocracia, en la que la tecnología está al servicio de la igualdad legal y la libertad del ser humano, ayudándole en su legítima búsqueda de la felicidad.
 
Sin embargo algo se tuerce cuando esas leyes, esos derechos, se tratan de aplicar a un sujeto diferente del legítimo. Lo terrible de la película es que quienes tienen que cumplir las leyes (garantizar los derechos) no las violan, sino que realizan un análisis perverso de las mismas. La Inteligencia Artificial que encabeza el golpe de Estado de los robots elimina de su análisis a las personas para aplicarlo a la comunidad (en este caso la Humanidad, aunque podía haber sido la raza, el pueblo, la nación o la clase social). Es el camino hacia el tecnototalitarismo.
 
Yo Robotmuestra, ambientándolo en el futuro, el nacimiento de un totalitarismo. Estos se fundamentan en que no se percibe a cada persona como objeto de los derechos, sino que su lugar es ocupado por un grupo amplio (cientos de miles, millones..) de seres humanos. El individuo ya no tiene valor como tal, es sólo una pieza dentro del conjunto. "Para proteger a la humanidad tenemos que eliminar a algunos individuos", dice una de las máquinas en la película. Cambiemos "humanidad" por "raza" y tendremos nazismo, sustituyámosla por "pueblo" o "clase" y encontraremos comunismo.

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