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Amando de Miguel

Yerros mil

Pues yo digo que de siesta está bien sestear, pero de test, testar. Y que cada notario aguante su protocolo.

Ernesto Sota Calle se plantea si el verbo satisfacer se conjuga como el verbo hacer. En cuyo caso ─sigue mi comunicante─ ¿cómo se dice en el imperativo: satisfaz o satisface? Pues de las dos formas, aunque es más corriente satisface. Claro que pocas veces vamos a emplear ese imperativo. Está más claro que debemos decir “satisfizo” y no satisfació, cuando nos referimos a cosa pasada.
 
Me parece que abuso un poco si vuelvo a lo del verbo “testar”. Ya lo recoge el DRAE como “someter algo a un control o prueba”. No hay más que hablar. En el colegio “le han hecho un test a mi niño” y todos contentos. Pero hay lectores contumaces. Fernando Ruiz Casas (Lyon, Francia), informático él, dice que habitualmente emplea la forma testear. Pues yo digo que de siesta está bien sestear, pero de test, testar. Y que cada notario aguante su protocolo.
 
Pilar Ruiz Ortega, catedrática de Francés, se lamenta de que se pierda el juego de los diferentes tiempos pasados. Tiene razón, es una lástima. No es lo mismo llovió (y dejó de llover, paró a tiempo) que ha llovido (hace poco, todavía se ven sus efectos) o que llovía (desde el presente, descripción del pasado). Los gallegos y asturianos se quedan con el llovió para casi todas las ocasiones. Tuve una duda con el título de un libro mío. Iba a ser “Las profecías no se han cumplido”, pero se quedó en Las profecías no se cumplieron. No es lo mismo. Influyó mucho que el libro se publicó en Asturias. Por otro lado, quise decir que “no se cumplieron” y pasó el tiempo para comprobar su incumplimiento.
 
Se queja también doña Pilar de la suplantación del verbo “estar” por “permanecer”. Puede que sea un abuso, pero mi oído me dice que los verbos ser, estar, haber y hacer, precisamente por su función auxiliar, en sí mismos son poco expresivos. Hay que sustituirlos siempre que se pueda. De otra forma, los textos resultan amorfos, planos. Aparte de eso, de no sustituirlos, las repeticiones pueden llegar a ser insoportables.
 
En el lenguaje de la televisión en directo se cometen muchos errores y erratas. Agustín (ilegible) me señala que el presidente del Congreso de los Diputados, Manuel Marín, tan redicho él, enunció “el muerto al hoyo y el vivo al pollo”. Naturalmente, es el “bollo” lo que quiso decir, aunque se supone que el banquete funerario sería algo más que bollos. De ahí la confusión. Lo que pasa es que a Manuel Marín le priva mucho chupar cámara, la de televisión, no la de diputados.
 
La televisión ubicua es fuente interesante de errores y erratas. Manuel Caridad Villaverde (El Ferrol, La Coruña) comenta lo de que “Más de 30 inmigrantes llegan a Italia tras una singladura de más de nueve días”, oído en un telediario. Tiene razón el corrector: la singladura es lo que recorre un barco en un día. El otro yerro es igual de chusco: “Una periodista de las de verdad ─Pilar Cernuda─ en un programa de tertulia matinal, dice con gran énfasis que hay que separar el polvo de la paja”. Don Manuel atribuye el yerro al “bombardeo sexual al que estamos sometidos”. Hombre, no será para tanto. Más que un acto fallido, lo del “polvo y la paja” se introduce porque ya no se limpia el cereal en la era y por tanto no se visualiza bien lo de “separar el trigo de la paja”. Hay que perdonar a los tertulianos que hablan sin papeles; menos a los de los telediarios que los leen en el dichoso autocue. (Los finos pronuncian autoquiú).
 
José Faustino, con quien he compartido mesa muy ilustrada en la Escuela Superior del Ejército, me pide que “dedique un parrafito” a algunas aberraciones como de motu propio (cuando es motu proprio) y preveer (cuando es prever). Don José me cuenta que, al oír que un alumno (ya mayorcito y profesional) decía lo de preveer, él le dijo que era una palabra con dos es. El alumno insistió: “Pues eso, dos es, preveer”. El profesor aclaró: “dos es pero no tres, prever”.  Insiste don José en que esos errores “claman al Cielo”. Tiene razón. Habrá que clamar al Cielo para que haga justicia y esos pecadores de la lengua se arrepientan.
 

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