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EDITORIAL

Cambios constitucionales y transitorias mayorías

La reunión ha servido para que quede en evidencia la persistencia en Zp de esa falta de claridad y de criterio en algo tan trascendental como es el modelo de Estado que dice pretender rediseñar"

Si tras el primer encuentro que Zapatero mantuvo con Rajoy sobre reformas estatutarias y constitucionales ya se pudo detectar en el actual presidente de Gobierno “el talante del que no sabe lo que quiere”, la reunión que ambos dirigentes han mantenido este martes ha servido para que quede en evidencia la persistencia de esa falta de claridad y de criterio en algo tan trascendental como es el modelo de Estado que ZP dice pretender rediseñar.
 
Rajoy ha querido subrayar este hecho señalando que ha entrado en la reunión “ preocupado y salgo muy preocupado”. No es para menos. Desde la anterior reunión de hace casi cuatro meses, en la que el dirigente popular pudo comprobar que la disposición genérica de Zapatero a cambiar no cristalizaba en contenido o propuesta alguna, se han multiplicado las exigencias de los independentistas y del PSC, y hasta desde el propio PSOE se han planteado disparates tales como la concesión de derecho de veto en el Senado a las Comunidades Autónomas. Ante semejante panorama, la persistente renuencia de Zapatero a la concreción sólo añade incertidumbre y riesgos.
 
Si el PSOE reivindica el consenso, lo cierto es que es en el propio partido socialista donde no hay un consenso sobre esas reformas estatutarias y constitucionales que se quieren llevar a cabo. Tan sólo hay el interés de Zapatero por contentar a sus minoritarios socios de Gobierno.
 
Ese deseo de cambio, nacido de una mera aritmética parlamentaria para ejercer el gobierno, viola, pues, el principio mismo que anima a cualquier Constitución que es, precisamente, el de establecer con carácter de permanencia unas reglas del juego que deben trascender a las periódica y transitoria correlación de fuerzas políticas. Si esa necesidad de apoyos para ejercer el gobierno es la verdadera razón por la que Zapatero muestra su disposición a acabar con esta estabilidad constitucional que tanto ha hecho por el progreso de nuestro país, la postura del PP deber ser tan clara y pedagógica como la manifestada hoy por Rajoy. Al día de hoy sólo conocemos las hipotecas del Gobierno de ZP, pero no sabemos hasta donde quiere llegar a pagar.
 
 

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