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Amando de Miguel

Juegos de palabras

Aquí no cesa casi nadie en su sentido propio

Javier Lizarraga Michel me recuerda que hace algún tiempo me hizo una consulta sobre el verbo cesar y que yo no he contestado. Usted perdone, don Javier, pero creía que ya habíamos dado un repaso a lo de cesar. Es un verbo intransitivo y se refiere a la acción de dejar voluntariamente de hacer una cosa, principalmente dejar de desempeñar un puesto. Es decir, a una persona en un cargo no le cesan sino que cesa, se va cuando quiere. “Cesar” sería, pues, algo parecido a “dimitir”. Pero el mal uso nos está acostumbrando al significado espurio de cesar como “destituir”. En ese caso, el superior cesa al inferior. Me temo que ese mal uso se imponga; por una razón, porque aquí no cesa casi nadie en su sentido propio. Tengo que decir que yo he cesado alguna vez de algún puesto (consejero de TVE), lo que me valió una sonora reprimenda por parte de un eminente político. Alguna vez contaré esa pequeña historia.
 
Aporta don Javier una iniciativa para el concurso de eufemismos. Lo de “interrupción voluntaria de embarazo” (por no decir aborto) sería también el consejo que da el tocólogo de adelantar el parto. Está bien traído. De todas formas, añado yo que incluso los que se oponen firmemente al aborto no celebran su cumpleaños el día del nacimiento más nueve meses, esto es, el día de su concepción. Eso sería lo coherente.
 
Tiene razón don Javier, el incansable, en que los nombres de algunos países han cambiado. Aferrarse al antiguo sería inconsecuente. Él cita Alto Volta, Persia y Birmania, entre otros. En efecto, ahora debemos decir Burkina Faso, Irán o Miammar. Reconozco que a mí me cuesta. ¿Cómo llamaremos a España dentro de poco? ¿Comunidades Nacionales Hispánicas?
 
Santiago Fernández Barrero me pregunta por la diferencia entre conciencia y consciencia.  Con los diccionarios en la mano, son términos perfectamente intercambiables. Indican la capacidad de darse cuenta de las cosas. Con el corazón en la mano le diré que consciencia es un poco pedante, así como científico. La regla de oro en esos casos es la de elegir la palabra más corta. Recuerde otros casos: ley y legalidad, motivo y motivación.
 
En buen momento dije yo que eran rarísimas las palabras que rimaban con carcaj. Aducía yo herraj o erraj (cisco con los restos de la molienda de aceituna). La cosa era una especie de juego que me traía yo con Alfonso Ussía para componer versos con el pie de carcaj. Jaime García-Pelayo y Gross (Algeciras), habitual de esta seccioncilla, me completa la lista: aj (exclamación; ya la utilizó Ussía), balaj (una cierta piedra), gambaj (jubón acolchado), itzaj (nativo de una tribu de Guatemala) y maniblaj (como si dijéramos, palanganero de una casa de putas). Cuánto agradezco la curiosidad de don Jaime. Pasaré el tanto a mi admirado Alfonso Ussía. Va a ser difícil que construya un soneto con ese repertorio, pero ahí queda.
 

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