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EDITORIAL

El lobby de ida y vuelta

No vaya a ser que, ahora que todo se sabe, Zapatero vaya a pasar por despilfarrador, malversador de caudales públicos y hasta por corrupto

La desinformación, la mentira y la venganza suelen ir de la mano en política. Hace apenas dos meses la cadena SER ofreció a sus oyentes una presunta exclusiva en la que se acusaba al ex presidente del Gobierno de haberse comprado la medalla de oro que le concedió el Congreso norteamericano. Al día siguiente todas las rotativas de España imprimían la malintencionada noticia en portada. Se debatió en tertulias radiofónicas, en corrillos televisivos y en multitud de conversaciones informales. Aznar no sólo había sido un desastre como presidente sino que, para colmo, se había comprado una condecoración con el dinero de los españoles. El huevo del infundio quedó puesto y los socialistas siguieron haciendo leña con el árbol caído.
 
La trama era sencilla, al alcance del más cateto y destinada al consumo de una militancia ahíta de pancarta y reivindicación callejera. José María Aznar, preso de una megalomanía galopante, había contratado los servicios de un lobby en Washington DC para que le gestionase el preciado galardón. La broma, asesoría y medalla incluidas, había costado al erario público la nada despreciable cifra de dos millones de euros. Desde el PSOE José Blanco dijo, ahuecado y justiciero, que eso era "despilfarro, malversación de caudales públicos o corrupción". Llamazares, con ardor de comunista combativo, recordó que nos encontrábamos ante un uso fraudulento de dinero público al tiempo que pedía la suspensión cautelar del entonces embajador en los Estados Unidos, ahora destinado en la ONU.   
 
Ayer, el mismo Gobierno que, en público y en privado, se rasgaba las vestiduras y rechinaba los dientes en señal de escándalo comunicó a través de la agencia estatal EFE que el contrato con el misterioso lobby, se va a mantener hasta el final de la vigencia de éste, que es de 20 meses. El maquiavélico lobby que le hacía el trabajo sucio a Aznar en la capital del Imperio se ha transformado como por ensalmo en un respetable despacho de cuya calidad y métodos nadie duda. 
 
El Grupo de Estudios Estratégicos expone hoy en un magnífico artículo porqué las naciones avanzadas necesitan de este tipo de servicios en ciertos países, y desde cuándo se vienen contratando asesorías especializadas en los Estados Unidos. Desde 1948 España cuenta con un despacho de confianza en Washington para ayudar a la promoción de los intereses nacionales en Norteamérica. Los sucesivos Gobiernos del General Franco, los de Suárez y, naturalmente, los de Felipe González hicieron uso de consultorías y bufetes, lobbies en definitiva, que, unas veces mejor y otras peor, han guiado a nuestros gobernantes por las procelosas aguas de la política del gigante americano. 
 
Piper Rudnick, que es como se llama el tenebroso lobby de la cadena SER, seguirá trabajando en Washington para defender los intereses de España. No hay nada malo en ello. Quizá el precio, pero este tipo de servicios, extremadamente especializados, no se caracterizan por ser baratos. Y van a andar sobrados de trabajo, porque la imagen de nuestro país en Estados Unidos está por los suelos, tras las machadas tercermundistas del Gobierno ZP en Irak y en todos los foros internacionales donde nuestro Moratinos ha tenido la ocasión de manifestarse.
 
En el PSOE, especialmente en la parte del partido que toca la puerta del despacho de José Blanco, deberían empezar a ir tirando de hemeroteca para preparar una buena excusa. No vaya a ser que, ahora que todo se sabe, Zapatero vaya a pasar por despilfarrador, malversador de caudales públicos y hasta por corrupto. De todo esto el partido de los 100 años de honradez y ni un minuto más sabe mucho, demasiado como para que el rebuzno de un secretario perdido en un telediario de verano les pase factura. 

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