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Amando de Miguel

Palabras, palabras, palabras

A Rafael Cendin “le molesta el palabro peatón”, ignoro por qué. Quiere “una palabra mejor”. Pues en inglés es pedestrian, que alguno traduciría por pederasta (de paidós = niño, no de pes, pedis = pie). Lo de pedestre  sonaría también mal. Puede usted acudir a viandante, paseante, caminante, transeúnte, incluso desvehiculado (me lo acabo de inventar). Ya sé que peatón es un galicismo (piéton), pero viene del latín que es nuestra madre. No me sea tiquismiquis, don Rafael.
 
Constancio (sin más) me comenta que últimamente solo “se escucha”, no “se oye”. Tiene razón, son verbos distintos y cada uno cumple su cometido. Por lo mismo el verbo “dejar” se ve sustituido por “abandonar”, que no es lo mismo. Ya no hay “cadáveres” sino “cuerpos”. Es una línea de afectación y tontería en el habla que no me gusta. Pero todos tenemos que convivir.
 
Ignacio Barrón Delgado (Madrid) tiene una duda, si se dice carnicería o carnecería.  Se ven las dos formas, más la primera. Decimos carne, pero también carnívoro o cárnico. En México toman carnitas (pinchos morunos de este lado del charco). Lo de carnecería es muy  de pueblo, con perdón. De paso, don Ignacio se pregunta por qué se regala el perejil en muchas tiendas. No lo sé, pero me fascina la economía de la donación, por qué se regalan algunas cosas y no otras. Por ejemplo, la copita de aguardiente o similar en muchos buenos restaurantes. En Finlandia ese regalo valdría más que cualquier plato. Ahora en muchos hoteles te regalan periódicos. En cambio, te cobran el agua mineral. El azúcar es también gratis, pero no el pan. Misterios.
 
Creo que ya he comentado alguna vez la cuestión de los números ordinales más allá del décimo o quizá del vigésimo. La decadencia de esa fórmula es evidente. Hay una razón de economía léxica. A ver quién es el majo que dice “el quincuagésimo noveno congreso”. Más expedito es “el cincuenta y nueve congreso”. Alfonso Suárez Cuervo (Avilés, Asturias) dice que no le gusta esa decadencia de los ordinales largos, pero, créame, la batalla está perdida. Hay que saber rendirse con dignidad.
 
Abayubá Alencastro vuelve a la carga con un italianismo que a mí me gusta mucho: posta, como equivalente de correo. Para mí tiene la ventaja de que se entiende en muchos idiomas. Don Abayubá me sugiere otro sinónimo: estafeta, suena muy bien. Es otro italianismo. Se refiere a la oficina donde se sitúa la posta o correo. Las dos palabras están ya en el Tesoro de Covarrubias,  coetáneo del Quijote. Así que ya no se puede hablar de extranjerismos. Estafa en italiano era el estribo del caballo que utilizaba la posta o correo. No estaría mal lo de estafeta digital para referirse al electronic mail. Imagino la cantidad de “emilios” que llegarán con la protesta correspondiente.
 
Jesús Tiscar (Jaén) tiene una duda, si la palabra exacto se pronuncia más como exazto que como exakto.  Un gallego castizo diría más bien exato. Un leonés apuntaría más a exazto. Quizá lo más preciso sea exakto, pero con las tres variaciones nos entendemos todos. Viva la diferencia.
 
Un poco en forma jocosa, hemos comentado aquí del homomonio para referirnos a la nueva institución del matrimonio en el que no hay madre ni padre, sino dos personas del mismo sexo. Jesús Carasa Taibo añade gaymonio al repertorio. Es un híbrido del inglés y latín, pero, si es para pasar el rato, puede valer. Quizá protestarían las lesbianas, deseosas de un lesbimonio en exclusiva. Concedido.
 

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