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Susana Moneo

A la gallega

Hay un verdadero juego de equilibrios en el que Rajoy se ha mostrado como todo un especialista

No hay ruptura con el aznarismo. Quienes así lo creyeron con la defenestración de Carlos Aragonés, se equivocaron. Porque Rajoy sigue en su línea. Toda una sorpresa que quien dicen hizo posible su elección frente a Rato, se cayera de la cabecera del organigrama. Pero su foto sigue. Se mantiene como vocal nombrado directamente por Rajoy y sus hombres están bien colocados como es el caso de Moragas que en detrimento del valioso Gustavo de Arístegui, ha accedido a la secretaría de política exterior.
 
No hay ni siquiera renovación. Pocas caras nuevas en ese 50% de incorporaciones. En las alturas, tan sólo Soraya Sáez de Santamaría, de su confianza personal, tendrá que entregar su foto. En el Comité Ejecutivo aparecen de nuevo los Arenas, Rudi, Costa, Barberá, Villalobos, Trillo, se incorpora Mato.... todos ellos muy próximos a Aznar. Incorpora o mantiene a gente de Rato, Loyola De Palacio o Arias Cañete y refuerza su personal guardia pretoriana con Ana Pastor o Gabriel Elorriaga en secretarías ejecutivas.
 
Hay un verdadero juego de equilibrios en el que Rajoy se ha mostrado como todo un especialista. Rebaja a algunos pero les hace concesiones con los suyos, encumbra a otros y les mueve la silla a quienes le siguen. Incluso, uno de los que se considera perdedores de este congreso, Jose María Michavila, que formaba el llamado "duo dinámico" con Acebes, rebosaba optimismo. Deja un puesto que, según confiesan los suyos, era muy incómodo, tan sólo le servía para llevarse "los marrones" y ahora puede ser llamado al núcleo duro del Presidente. Los famosos "maitines".
 
Están los que tienen que estar para evitar peligrosas enemistades pero ha bloqueado, con ello, el acceso a nuevos apellidos que desde hace tiempo están llevando un gran peso del cuerpo a cuerpo político frente al PSOE.
Esa hubiera sido la verdadera renovación
 
Es evidente que Rajoy ha premiado el tesón y gallardía de Acebes, una forma de hacer que hasta ahora no ha sido norma en el PP. Se impone, un nuevo estilo reclamado por la mayoría. Pero, ¿será posible con la nueva dirección?

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