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EDITORIAL

¿Qué se cocinó en Francia que no pueda ser juzgado en España?

Lo que se trata ahora es de insistir en esta línea y que, pese al cambio de Ejecutivo, ETA pierda esas esperanzas de las que hizo gala en su boletín interno o "Zutabe" del pasado mes de abril

Aunque no hay que caer en el triunfalismo, la detención de Mikel Albizu “Antza”, considerado el máximo dirigente de ETA, y Soledad Iparraguirre, “Anboto”, junto con otros diecinueve terroristas, es una acción policial que, dada la actual situación de debilidad de la banda, podría ser decisiva para aplastar definitivamente al terrorismo nacionalista.
 
Si es un motivo para felicitar al actual Gobierno socialista y a las fuerzas de seguridad, este golpe policial también es el fruto de ocho años de eficaz colaboración internacional y de implacable lucha contra el terrorismo del anterior Gobierno del PP. Lo que se trata ahora es de insistir en esta línea y que, pese al cambio del Ejecutivo, ETA pierda esas esperanzas de las que hizo gala en su boletín interno o “Zutabe” del pasado mes de abril, donde además de valorar el encuentro mantenido con la formación de Carod-Rovira, se celebraba la pérdida de escaños del PP y el reforzamiento de los independentistas catalanes en las elecciones del 14-M.
 
Aunque estos últimos sean el soporte, tanto de los gobiernos de Maragall como Zapatero, el PSOE debe ser consciente de que el declive etarra nada debe —todo lo contrario— al nacionalismo —menos aun al abiertamente independentista—, y que ninguna de las reformas legislativas contra ETA; ni la Ley de Partidos Políticos, ni la movilización internacional contra los terroristas, ha contado con su apoyo ni con el de los nacionalistas vascos.
 
Conviene señalar esto, porque es especialmente en las situaciones de debilidad de la banda —más aun si luego vienen acompañadas de una tregua— cuando más se activan las propuestas de “diálogo” y de “distensión” de estas formaciones nacionalistas que constituyen un verdadero balón de oxígeno y de esperanza capaz de resucitar a un muerto.
 
Cabe por último, pero de forma muy destacada, señalar la asombrosa pasividad del Fiscal que no ha solicitado la extradición de Mikel Antza. Por lo menos el juez Garzón ya ha pedido interrogarlo en Francia y no descarta solicitar su extradición. Téngase en cuenta además que, junto a la fotocopiadora de tamaño industrial en la que presuntamente se imprimían los "zutabes", la policía gala ha encontrado más de mil kilos de explosivos y abundante documentación que podría implicar directamente a Mikel Antza como autor intelectual de varios atentados. También cabe preguntar a este por esos “dos objetivos claros", que según el interceptado “zutabe” de abril, buscaba el encuentro mantenido en Perpignan por la dirección de ETA y de ERC. Antza podría concretarnos y decirnos —ya que nadie se lo ha querido preguntar a Carod-Rovira— cómo, además de "ayudar a la liberación del pueblo catalán, pretendían “profundizar en la crisis del Estado español, haciendo una clara diferenciación de sus estructuras". También sería indispensable preguntar al jefe de ETA por el envío a Madrid de más de quinientos kilos de explosivo que fueron interceptados a principios de marzo, no muy lejos de donde estaba el arsenal de los islamistas.
 
Son, en definitiva, muchos los interrogantes y muchas las víctimas como para que España no tenga ahora prioridad en el mapa a la hora de juzgar.

En España

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