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EDITORIAL

¿A quién piensa hundir ZP para mantener a flote los astilleros?

A la vista está su violencia, como para pensar que los trabajadores de los astilleros no van a aceptar tan resignadamente la misma suerte que esos miles que, desde que ZP gobierna, empiezan a engrosar preocupantemente las listas del paro

En lugar de informarnos de una vez, de forma concreta y clara, de cómo piensa hacer realidad su proclama de “salvar los astilleros”, que ya hiciera hace un mes en el acto de proclamación del secretario del PSE-EE, el presidente del Gobierno ha vuelto a hacer esta misma promesa electoralista en Santiago, durante su respaldo a la candidatura de Emilio Pérez Touriño.
 
Zapatero ha asegurado también en Galicia que los astilleros se van a “salvar”, que “ningún trabajador va a quedar a su suerte” y que “se van a cumplir con las reglas”. Cómo ven, parece que habrá que esperar a otro acto electoral para que Zapatero nos explique de una vez cómo piensa hacerlo. Porque la realidad es tozuda, y lo cierto es que las reglas de la UE son muy claras a la hora de impedir nuevas inyecciones del dinero de los contribuyentes a esas empresas en quiebra. Así de claro se lo ha vuelto a dejar Bruselas, tanto a los representantes del SEPI, como a los representantes sindicales.
 
Tampoco parece otearse ahora en el horizonte nuevos contratos, como los pedidos multimillonarios que el anterior Gobierno del PP tenía prácticamente ultimados con los Gobiernos de EE UU e Israel, y que podían constituir una salida —si no a largo, sí a corto y medio plazo— para nuestros astilleros públicos. Sin embargo, ya hemos visto que la política de Zapatero en Irak, no contenta con satisfacer las expectativas terroristas del 11-M, también los ha tirado abajo.
 
Por otra parte, que “ningún trabajador va a quedar a su suerte” es una promesa y una expresión tan ambigua que podrían quedar integrados en ella aquellos trabajadores que siguen percibiendo ingresos ...como subsidio de desempleo. No sería, en ese sentido tan extraño que los trabajadores de los astilleros empezaran a correr la misma suerte que los miles de trabajadores que, desde que el PSOE gobierna, empiezan preocupantemente a engrosar las listas del paro.
 
A la vista está, sin embargo, la violencia desatada de los trabajadores de los astilleros como para pensar que no van a aceptar tan resignadamente tal igualitario destino. ¿Cómo piensa, pues, Zapatero salvar la situación o, mejor dicho, su cara, tras tanta reiterada promesa? ¿Cómo piensa apaciguar a los sindicatos? ¿De dónde piensa extraer los fondos para esos astilleros que no constituya una violación de las reglas comunitarias de la competencia? Pretenderá acaso ZP que Bruselas haga en este asunto con Madrid la misma vista gorda que hizo frente al déficit público francoalemán? ¿A eso le llama ZP “cumplir las reglas”? ¿O tal vez, se lo llama a utilizar el poder político para forzar a entidades financieras, tales como las Cajas de ahorro, para que se hagan cargo de esa derrama ajena y sin fondo?
 
En definitiva, ¿qué nueva mentira se nos tiene preparada?

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