Han tenido que transcurrir sólo veinticuatro horas desde que la secretaria de Estado de Políticas de Igualdad exigiera la retirada de las modelos recogepelotas del Masters Series de Madrid para conocer el verdadero objetivo de sus denuncias. Al fondo y a la derecha aparece, para los grupos de la oposición en el Ayuntamiento madrileño, "el silencio del PP", un silencio que, desde PSOE e IU, se deja entrever que es connivente con el presunto tratamiento sexista que se ofrece de la mujer en el susodicho torneo tenístico. Y esta burda utilización política estaba tan clara ayer como lo está hoy puesto que, como ya dijimos en Libertad Digital, la señora Murillo habría tenido tiempo de sobra desde el pasado miércoles (instante en el que surgió la noticia de las modelos) para explicarle "sotto voce" a Manuel Santana las razones por las cuales pedía la retirada de las chicas. En absoluto interesaba denunciar una circunstancia presuntamente discriminatoria sino armar ruido, mucho ruido, cuanto más ruido mejor.
El Partido Socialista e Izquierda Unida han obtenido los réditos publicitarios que pretendían a costa de un asunto sin transcendencia real, y también ha logrado el señor Hugo Boss (si es que le hacía falta a estas alturas del partido) que se hable, y mucho, de su ropa. Todos están contentos y satisfechos menos, quizás, los auténticos aficionados al tenis, que no cambian en absoluto la presencia de Roger Federer por un par de piernas bonitas, y las propias chicas quienes, ataviadas con camiseta y falda casi monacales para lo que puede presenciarse por ahí hoy en día, no eran conscientes -como no lo soy yo todavía- de que nadie las esté tratando "como simples objetos de adorno". A la yugular de Boss ha saltado rápidamente, buscando también publicidad, la Federación de Consumidores en Acción e incluso el mismísimo Gobierno asturiano. Como me decía Feliciano López poco antes de saltar a la pista para jugar contra Marat Safin, ¿no tendrán otra cosa más importante que hacer?...