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Ignacio Villa

Frívolo e irresponsable

ilegal. El Jefe del Ejecutivo, con una frivolidad que asusta, ha abierto la puerta para que Ibarreche pueda convocar la consulta para su "plan separatista"

Puede ser que haya quien piense que criticar duramente a un Gobierno que lleva seis meses en el poder puede ser algo exagerado. Pero estarán conmigo que el Ejecutivo Zapatero no está actuando en los parámetros de la lógica y de la razón política. Además de los muchos errores -quizá demasiados- de un Gobierno novato, nos estamos encontrando con una decisión política sistemática de poner "patas arriba" todo lo establecido.

El Gobierno socialista ha ido tocando todos los palos a su alcance. Después de remover el pasado, de romper con tradiciones y costumbres sociales ampliamente arraigadas, ahora ha llegado el turno a la constitución misma del Estado. El presidente Zapatero, en una actitud de irresponsabilidad sin precedentes, ha levantado todos los mecanismos legales que se habían establecido para impedir que los partidos nacionalistas buscaran la independencia con un referéndum ilegal. El Jefe del Ejecutivo, con una frivolidad que asusta, ha abierto la puerta para que Ibarreche pueda convocar la consulta para su "plan separatista". Una vez más ha vuelto a demostrar que su prioridad es destruir todo lo que dejó José María Aznar. ¿En qué está pensando Zapatero?, ¿ a qué juega con la estabilidad del Estado?, ¿hasta dónde está dispuesto a llegar?

Visto lo visto, no hay dudas de que, de este Gobierno, podemos esperar cualquier cosa. Por frivolidad, por necesidad o por mera supervivencia política, Zapatero ejerce una labor de complacencia que un Jefe de Gobierno no se puede permitir. En política es incompatible tener un puesto de responsabilidad y, simultáneamente, decir si a todos. Zapatero esconde detrás del talante -falso talante- una debilidad muy preocupante. Lo siento, pero para un presidente del Gobierno no vale todo. No puede fabricar su propia política a base de concesiones, simplemente porque se precipita al abismo. ¡Y sólo lleva seis meses!

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