Supongo que si la justicia y la generosidad anidan en los corazones de quienes componen la Generalidad, éstos acabarán poniéndole a Jean Garcin una calle en Barcelona. Y que, con el tiempo y los suficientes lavados de cerebro, Pasqual Maragall terminará apropiándose del apellido del inventor francés del patín. Al fin y al cabo, la distancia que va de Garcin a Garcinet es sólo una "e" y una "t", poca cosa, sin duda, para el hombre que, envalentonado por una insoportable efervescencia "macaísta", se ha atrevido a decir que el hockey sobre patines "se inventó en Cataluña". ¿Qué pensarán los herederos de Garcin? ¿O los del británico Edward Crawford, introductor en Europa de dicho deporte?... Estoy seguro de que don Pasqual y quienes le rodean no pensaron jamás que un simple patín sirviera tanto a sus propósitos políticos. Esto marcha para ellos sobre ruedas.
No seré yo tampoco quien le dé al presidente de la Generalidad tamaño berrinche. Admitamos, pues, saltándonos a la torera el montón de obstinados datos históricos que se empeñan precisamente en todo lo contrario, la idea de que el hockey sobre patines se hubiera inventando en Cataluña. ¿Y qué? ¿Qué quiere decir con eso Maragall? ¿Qué derechos otorgaría a Cataluña la invención de uno u otro deporte?... Pongamos por caso la invención del baloncesto, surgido allá por 1891 en la YMCA Training School de Springfield, Massachusetts. ¿Daría eso derecho al Gobernador del Estado de Massachusetts a reclamar la admisión como miembro de pleno derecho por parte de la FIBA y poder así jugar contra los Estados Unidos?... ¿Y Maryland? ¿Qué hacemos con Maryland? ¿Y con Louisiana? ¿Y Vermont? ¿Y los otros 46 Estados de la Unión? ¿Qué hacemos con ellos?... Claro, ¡como ellos no inventaron el baloncesto!...
Dicen que "hasta el rabo todo es toro", pero yo, qué quieren que les diga, soy poco optimista acerca de lo que nos pueda ocurrir en Fresno a finales del mes de noviembre. Me temo lo peor. Observo desgraciadamente que Lissavetzky irá allí con el lirio en la mano y me parece que, cuando se encuentre en plena vorágine, su palabra de honor nos servirá más bien para poca cosa. La ministra felicita a la selección catalana para, a continuación, añadir que la postura del Gobierno español es suficientemente conocida por todos. ¿Y cual será por fin, señora ministra, nuestra famosa y conocida postura?... ¿De subida o de bajada? ¿Interpuesta o contrapuesta? ¿Yuxtapuesta o superpuesta? ¿Horizontal? ¿Vertical?...