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Ignacio Villa

La banda del felipismo

Ha reaparecido la "banda de interior" y con ella todas las turbulencias. Con todo, a Zapatero parece que se le ha helado la sonrisa.

Ya están aquí. A su estilo, como en los viejos tiempos. La banda del felipismo reaparece, y lo hace ante el aviso que el pasado jueves enviaba Rafael Vera desde el diario El País. El ex-secretario de Estado advertía –sin dar nombres– que estaba dispuesto a señalar con el dedo a los responsables de la guerra sucia contra ETA en caso de que no dieran la cara. Mano de santo. Advertencia de Vera y los cimientos de los Gobiernos del GAL se han resentido. Dice Vera que puede poner nombres encima de la mesa y de forma inmediata salen González, Barrionuevo y Corcuera. ¿Casualidad? En absoluto. Simplemente han entendido la amenaza y no quieren un susto. Es evidente que lo del GAL, aunque lo intenten, no está aún enterrado. Todavía tienen que saldar, entre los propios implicados, muchas cuentas pendientes.
 
Vera utilizó El País para mandar el mensaje. Felipe, Barrionuevo y Corcuera también han usado las páginas del mismo diario-amigo para darse por enterados. La llamada "banda de Interior" ha utilizado los mensajes-cifrados de los que son tan amigos y que tantas veces ha manejado para sus componendas e historias negras. Esta vez con sus idas y venidas han vuelto a resucitar a los fantasmas del pasado. De pronto han recuperado las imágenes de las visitas a la cárcel de Guadalajara por poner sólo un ejemplo.
 
Los fantasmas reaparecen pero esta vez sí que le afectan al presidente del Gobierno. Rodríguez Zapatero, que estuvo "de canto" durante los años ochenta y noventa en el Congreso; ahora no puede pretender estar debajo de la ducha sin mojarse. El es el Jefe del Ejecutivo y el secretario general del PSOE con todas las circunstancias y a todos los efectos. No puede pretender renunciar a parte del pasado. El estaba allí. De "oyente" o de "ausente". Zapatero ahora no puede quitarse de en medio. Aunque no le guste, él es la cabeza visible y toda vuelta al pasado le afecta y le perjudica. Ha reaparecido la "banda de interior" y con ella todas las turbulencias. Con todo, a Zapatero parece que se le ha helado la sonrisa.

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