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Susana Moneo

Bush salva a Zapatero

si un Gobierno demócrata, tan jaleado por Zapatero, le hubiera pedido que revisara su enquistada posición con respecto a Irak. En tal caso, ¿qué habría dicho el Presidente español?

Las declaraciones de Zapatero tras la victoria de Bush pidiendo una relación eficaz y constructiva y refiriéndose a una nueva etapa han dado lugar a las más variadas interpretaciones. Son muchos los que piensan que está obligado a pedir excusas para evitar las represalias de una administración a la que, en palabras de Rajoy, ha estado dando constantes patadas en la espinilla. Pero hay más.
 
El ejecutivo había centrado sus esperanzas en la llegada de Kerry, pero no sólo por la afinidad política y la esperanza de un mejor trato ante sus pasados desplantes. En los últimos tiempos se estaría planteando un cambio de talante incluyendo la modulación de sus gestos de rechazo hacia el "imperialismo americano". La excusa perfecta era la proximidad ideológica con el nuevo equipo. Ahora no hay tal excusa.
 
Sin embargo, bien mirado, Zapatero debería relajar el gesto y estar eternamente agradecido a Bush. Ha sido su tabla de salvación. Ha dado al traste con sus previsiones, sí, pero eso no es nada comparado con el aprieto en el que se vería nuestro Ejecutivo si un Gobierno demócrata, tan jaleado por Zapatero, le hubiera pedido que revisara su enquistada posición con respecto a Irak. En tal caso, ¿qué habría dicho el Presidente español?
 
No conocemos la respuesta a esa hipotética cuestión pero bien podría utilizar de nuevo esta frase: el Gobierno está cómodo "en el arte de rectificar". Ayer la utilizó y se quedó tan pancho.
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