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Federico Jiménez Losantos

El PSOE protege a la Banda de Avilés

Cuando más obstáculos ponen, más sospechas crean en la opinión pública sobre su conocimiento o participación en el atentado

Al margen de la torpeza del PP en la jornada de ayer, al final quedó claro una vez más la naturaleza trapisondista y rastrera del PSOE, que de nuevo se ha mostrado como el principal obstáculo de la Justicia y el Parlamento para averiguar qué pasó realmente el 11-M. Aparte de llevar a La Moncloa a Zapatero, claro está, que por lo visto es lo único que les interesa. Pero aunque sólo fuera por el sórdido egoísmo que caracteriza a los políticos en general y a los sociatas muy en particular, convendría que el PSOE no se empeñara en recordarnos con sus fechorías que fueron y son los principales beneficiarios de esa masacre que no quieren investigar y cuya autoría es cualquier cosa menos la supuesta venganza islámica por la guerra de Irak que Rubalcaba y sus secuaces proclamaron en los tres días de la infamia: 12, 13 y 14 de Marzo. Cuando más obstáculos ponen, más sospechas crean en la opinión pública sobre su conocimiento o participación en el atentado. Porque, obviamente, si no tuvieran nada que ocultar, nada se opondrían a investigar.
 
Al día siguiente de la destitución de Bolinaga por las revelaciones de Campillo y Lavandero (mejor dicho, por las revelaciones de El Mundo sobre esa cinta y su reproducción en la COPE), sólo veinticuatro horas después de que Alonso y, por ende, Zapatero mostraran una aparente voluntad de transparencia informativa, esa célula del PRISOE que ya no sabemos si es el equipo de ZP o el equipo anti-ZP del PSOE los ha dejado en evidencia. Aceptar que declare el destituido Bolinaga y los que mintieron descaradamente en la Comisión, con su jefe Laguna a la cabeza, mientras se veta que acudan Campillo y Lavandero, cuyo testimonio ha obligado a esa destitución es como celebrar un juicio con abogado defensor pero sin fiscal. Para Rubalcaba representa seguramente su ideal de Justicia. Para Zapatero es una pésima inversión, porque no se puede ser decente un día e indecente el resto de la semana. Y eso es lo que está haciendo el PSOE, con la complicidad de sus satélites comunistas y nacionalistas: una indecencia, una burla al Parlamento, mofa de los muertos y de los vivos. O sea, algo sencillamente repugnante. Pero si el PSOE se empeña en proteger a la Banda de Avilés (¿cómo es que no vuelve a declarar Carretero?), acabará por correr su misma suerte. Más difícil parecía lo del GAL y aún sigue ahí, entre X y Vera. Si Zapatero quiere que el 11-M acabe convirtiéndose en su GAL, le basta con mantener a Rubalcaba donde está y haciendo lo que sabe hacer. Todo menos el bien.

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