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José Antonio Martínez-Abarca

La autoridad competente

Sólo por una perversión etimológica puede considerarse que la "gente de la cultura" sea cultura

Curiosamente, no me he encontrado más analfabetos funcionales como entre la llamada "gente de la cultura". Tantos pintores sensibles que, sin embargo, no saben hacer la "o" con un canuto y cometen faltas de ortografía al hablar, tantos escultores-picapedreros que desconocen el planeta que pisan, tantos escritores que no leen (decía Julio Camba que no leía a nadie porque "le estropeaba el estilo", pero se sospecha que el viejo mentía). No digamos ya cuando descendemos a los estadios inferiores: polichinelas del cine ideológico o músicos de muletillas "pop".
 
Sólo por una perversión etimológica puede considerarse que la "gente de la cultura" sea cultura. E incluso cuando son efectivamente "cultura", dentro de sus habilidades necesariamente limitadas no tiene por qué contarse el tener opiniones que los diferencien de un gañán. La "auctoritas" no se adquiere con un carnet de socio del club de los cultos y dos juergas cocainómanas, sino con una paciente labor individual. La "gente de la cultura" protesta porque se pida opinión sobre la mar y sus arenas a los futbolistas o a los concursantes de Gran Hermano, dado que estiman que son homúnculos inferiores, pero no se escandalizan cuando un cabaretero es requerido para hablar de política internacional o un cantante charlatanea dos horas sobre ciclos económicos. Siendo como son la misma mierda, que diría González, todos valen para todo, excepto para lo único en lo que tienen algo que aportar. ¿Qué altura merecen las opiniones sobre el mundo mundial del cantante de Jarabe de Palo, un tal Pau Donés? La altura de ponerle un azulejo "a nivel de" la coleta que ponga: "hasta aquí llegó la crecida de gilipollez". Leo una entrevista dominguera, que no dominical, que le hacen a quien se tiene por "escritor" y me pregunto si la gente de la cultura, ya que no lee, oye siquiera la actualidad de la que hablan los taxistas cuando los llevan a la próxima noche de farra. "Bush se ha inventado un enemigo para que tengamos miedo, pero, en realidad, ¿dónde está? No importa, no existe...", expele el tal Pau Donés.

Repitan conmigo: "el enemigo no existe". Bush se lo ha inventado. Los muertos, los de allí y los de aquí, son de mentira. Y este señor es un archimandrita de la consigna, un mistagogo de lo que hay que pensar en España. Alguien que se enorgullece de haber nacido en el aislamiento montaraz, del que visiblemente no se ha recuperado. Un intelectual, según los periodistas, que mantiene "valientes" teorías de crítica social, que curiosamente son las más cómodas para ganar dinero en "este país". Aquí tenemos la próxima medalla de oro al mérito ciudadano concedida por la ministra Calvo. Para eso, mejor los futbolistas.

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