Menú
Luis Hernández Arroyo

El dogmatismo del BCE

En primer lugar, el dólar ha de caer necesariamente, lo quiera o no Monsieur Trichet, que lo que tendría que hacer es ayudar a EEUU a convencer a China que permita una apreciación de su moneda

Desde su constitución con personalidad jurídica, el BCE ha tenido como discurso monocorde, en todos los foros públicos y privados en los que ha dejado oír su voz, el "inminente" riesgo inflacionista que amenazaba a Europa, entonces ahora y siempre. Ahora, en el momento en que el dólar ha iniciado su depreciación inevitable y la UE no sale de la atonía en la que lleva metida años, "Monsieur" Trichet vuelve a recordarnos la eterna cantinela de que lo que nos amenaza inminentemente es la inflación.
 
En eso se parecen extrañamente al Banco de España. Es curioso como consignas sin fundamento se apoderan de las mentes de amplias capas profesionales durante largos periodos, sin que nadie se pare a pensar si realmente son verdad. Recuerdo cómo, en los años 80, cuando el Banco de España puso los tipos de interés más allá del 20%, profesionales de la banca privada decían que era lógico, que el Banco no podía hacer otra cosa. Pues este "mantra" hipnotizante (cuyo origen debe ser, sin duda, el Bundesbank) se ha apoderado del BCE, de tal manera que, en las circunstancias actuales Trichet parece estar deseando subir los tipos de interés. Y para paliar la pérdida de competitividad debida a la apreciación de euro, se rumorea que el BCE estaría dispuesto a coordinarse con el Banco de Japón para intervenir en los mercados. Esto, aparte de ser un reflejo de una mentalidad trasnochada, sería sencillamente suicida.
 
En primer lugar, el dólar ha de caer necesariamente, lo quiera o no Monsieur Trichet, que lo que tendría que hacer es ayudar a EEUU a convencer a China que permita una apreciación de su moneda. Segundo, Debería estar enterado que los mercados financieros se liberalizaron tiempo ha, y que intentar depreciar su moneda a base de comprar divisas es exactamente lo mismo, con idénticos efectos, que bajar los tipos de interés. Una adquisición masiva de divisas por el Banco central es idéntica a una inyección de liquidez en moneda local, en este caso el euro. Es de pura lógica que si quieres devaluar una cosa tienes que aumentar su oferta (o restringir su demanda, cosa que está fuera del alcance del Banco). Antaño, en la era de Brettons Wood, cuando los mercados estaban maniatados, había resquicios para controlar por un lado el tipo de interés y por otro el tipo de cambio. Ahora es sencillamente imposible, a menos que se esté pensando en restablecer el control de cambios. Ergo, lo que se pretende es contradictorio, y una manifestación más de la decadencia acelerada de ese ídolo con pies de barro llamado Unión Europa.

Finalmente, al tal monsieur Trichet (o a sus jefes políticos que le presionan: no olvidemos que el tipo de cambio es competencia del Ecofin) debería susurrarle alguien al oído que una apreciación del euro tiene efectos contractivos y deflacionistas (como ya se ha manifestado en estas páginas) que más bien invitarían a un banco central a bajar los tipos de interés. Como decía un famoso futbolista al guardameta de su equipo que hacía espectaculares estiradas, "ché, bien está que no pares las que van dentro, pero no me metas las que van fuera".

Temas

En Libre Mercado

    0
    comentarios