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Juan Carlos Girauta

El magma totalitario

la xenofobia articulada en un partido político diezmará básicamente el voto progresista

Casi titulo La amalgama totalitaria, pero "amalgama" hace referencia a la mezcla de cosas de naturaleza contraria o distinta, y lo que se sostiene es la idéntica naturaleza de dos fuerzas. Bajo el tópico que califica a Holanda de tolerante, bajo la conmoción por la violencia antimusulmana desatada tras el asesinato de Theo van Gogh, subyace un gran equívoco, un choque entre las expectativas y los resultados.
 
Discurso cándido de una clase política europea, de un mundo de la cultura tradicionalmente liberticida cuyo abordaje del crecimiento de la inmigración va de la palabrería sesentayochesca a la fatídica inoculación del sentimiento de culpa a la gran clase media del continente. Cara y cómoda forma de adaptarse sin sufrimientos a esa modalidad de la sugestión colectiva que conocemos como "lo políticamente correcto".
 
Pienso en la sorda y profunda quiebra social que en torno a la inmigración se ha ido produciendo en los últimos años. Pienso en Henning Mankell, en su novela policíaca Asesinos sin rostro, en la Suecia de principios de los noventa, donde empieza a aflorar el descontento. Están en juego, aunque en segundo plano, las convicciones del protagonista, el inspector Wallander, infeliz crónico que trata de evitar una explosión xenófoba cuando trascienda la autoría de un crimen atroz en la fría y tranquila Escania, donde los policías van desarmados. A pesar de sus buenas intenciones, acabará aceptando interiormente gran parte de los postulados de quienes detesta.
 
¿En que contexto se da hoy en España el rechazo a la inmigración? Atribuir el crecimiento de la xenofobia a la acción de la extrema derecha es ignorar la evidencia. Es en los barrios populares, en los extrarradios de las grandes ciudades, donde nacen los fuegos. Y es así porque son los votantes sociológicos de izquierdas los que pagan la falta de una política nacional y de estado sobre la inmigración, sobre la integración exigible, sobre la ordenación de flujos. Son los trabajadores menos cualificados los que se sienten más afectados por una presencia que perciben como competencia creciente y hostil. Primero en el plano laboral y, a continuación, en todos los demás. El diferente, ya lo sabemos, tendrá todas las cartas para convertirse en chivo expiatorio.
 
Si las izquierdas esperan que una eventual formación de extrema derecha divida el voto del Partido Popular, se van a encontrar con la amarga sorpresa que ya han conocido ingleses y alemanes, austriacos y franceses: la xenofobia articulada en un partido político diezmará básicamente el voto progresista. Inspira siempre Hayek: "Son pocos los dispuestos a reconocer que el nacimiento del fascismo y el nazismo no fue una reacción contra las tendencias socialistas del período precedente, sino el producto inevitable de aquellas corrientes" (Camino de servidumbre, 1943)

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