Recibo todo tipo de plácemes y de críticas por esta seccioncilla. El mayor halago es el que expresa José Rafael Sáez Marche (Valencia): "¿Cómo consigues decir casi siempre lo que yo mismo hubiera querido decir?". Así lo piensa mucha gente y ese es mi propósito: expresar ese sentimiento o sentido común. No pretendo originalidad, ni autoridad, sino concordancia con las ideas de mucha gente. También es posible que alguien las rechace, pero ahí está el riesgo y la gracia del arte funambulesco, que es el mío.
José Manuel Monzón Serrano corrige mi afirmación de que la expresión "ir en gustos" no la traen los diccionarios. Él ha mirado con más detenimiento el DRAE en el que se recoge: "Ir algo en gustos: depender del gusto de cada persona". Así que yo hablaba en prosa sin saberlo. Me aplicaré.
David González Calleja (Valladolid) me traslada esta noticia de El Norte de Castilla que le llena de "estupor": "El PSOE de Castilla y León pidió ayer al presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, según informa Efe, que destituya a la consejera de Familia y a la directora general de la Mujer, por no responder a la exposición del sociólogo Amando de Miguel en el Congreso de la Familia, considerada por este partido como vergonzosa". No salgo de mi asombro. Aun suponiendo que mi ponencia fura "vergonzosa", cabría que alguien pidiera mi destitución como catedrático o como sociólogo ─si ello fuera posible─, pero ¿a qué santo tienen que ser destituidas las personas que me invitaron al Congreso de la Familia? Mi ponencia está escrita y cualquiera puede consultarla y discutirla. Uno de los puntos controvertidos puede ser mi vaticinio de que, con la ley vigente, va a aumentar la violencia doméstica, no solo la violencia contra las mujeres. Pero ¿y si el vaticinio se cumple? Tengo algunas razones para temer ese cumplimiento. ¿Tan "vergonzoso" es que me preocupe de un asunto tan grave como el de la violencia en el círculo doméstico? ¿Dónde queda la libertad de expresión? Mis ideas sobre el particular podrán parecer livianas porque prescindo del aparato académico. Pero sobre las cuestiones referentes a al familia he publicado miles de páginas durante los últimos 40 años; se dice pronto. No hablo a humo de pajas. Por otro lado, la gran lección, una vez más, es que el lenguaje no sirve solo para comunicarse. Al menos me consuela mucho el comentario resignado de don David: "Creo que está visto hasta donde llega el respeto a las opiniones ajenas por parte de algunos".