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Ignacio Villa

Carod con burbujas

El miedo ha sido tan feroz entre los productores catalanes que sus protestas ante el Gobierno catalán han llevado a Maragall a improvisar un viaje a Madrid para apoyar la candidatura olímpica

Los prontos, los enfados y los arranques de Carod Rovira a la hora de hacer política le han vuelto a situar en el ojo del huracán. El lider republicano e independentista se ha dejado llevar –una vez más– por sus instintos más primarios provocando una verdadera crisis para la estabilidad económica en Cataluña. Y eso son palabras mayores.
 
Carod Rovira, en otro gesto de irresponsabilidad y de pura demagogia, pidió a los catalanes que no apoyaran la candidatura de Madrid 2012 por la negativa a la selección catalana de hockey. Carod se tiró de nuevo al monte creyéndose que aquí vale todo. Y esta vez –como en otras muchas– ha tocado hueso, pero en esta ocasión en un hueso donde duele de verdad.
 
A Carod Rovira no le ha salido gratis su machada, y de una forma espontánea la transmisión de mensajes de móvil pidiendo que no se compre cava catalán en navidades han surtido efecto. Los pedidos de este producto han caído estrepitosamente; mientras que el mismo espumoso de origen extremeño, riojano o valenciano han disparado sus ventas.
 
El miedo ha sido tan feroz entre los productores catalanes que sus protestas ante el Gobierno catalán han llevado a Maragall a improvisar un viaje a Madrid para apoyar la candidatura olímpica, el consejero Saura ha tenido que decir que la posición oficial del Gobierno catalán es de apoyo a Madrid. Incluso el propio Carod dice que no estuvo correcto al decir lo que dijo, puesto que es un político. Pero con la boca pequeña, entre otras cosas porque luego añadía que muchos catalanes apoyaban esa negativa hacia Madrid.
 
La historia del cava ha provocado la primera rectificación pública del tripartito, con trampa y cartón. Han tenido que rectificar el guión para no dañar la economía catalana. Esto no es un juego, esto no es un concurso para determinar quién dice la barbaridad más grande. Hay muchos factores en juego y no se puede actuar con una política asamblearia vieja y trasnochada. El problema es que la rectificación llega tarde como indican los números y las ventas. Y estas actitudes terminan pasando factura, aunque Carod se disfrace de burbuja.

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