La deriva de los socialistas de manos de los independentistas ha alcanzado este viernes un nuevo máximo al mostrarse partidaria de la legalización de Batasuna, la representante del PSE, Gemma Zabaleta. Las declaraciones de Zabaleta, en la misma línea que las de los representantes del independentismo vasco y catalán, se ha producido en un seminario celebrado en el parlamento catalán en el que ha participado también la representante proetarra Ione Goirizelaia y donde el socio de gobierno, tanto de ZP como de Maragall, José Luis Carod Rovira, ha llegado a decir que la ilegalización de los proetarras no es otra cosa que una “invitación a que una idea se defienda de una manera absolutamente impresentable”. Vamos, que prohibir que los terroristas y sus partidarios tengan subvenciones públicas y representación política es una invitación a la violencia. El socio de ZP y Maragall, en lugar de denigrar la defensa de las víctimas frente a sus verdugos, debería recordar las décadas que Batasuna ha tenido cobertura legal para saber a estas alturas que los terroristas no necesitan invitación alguna para matar por el delirante ideario que les inculcó el nacionalismo vasco.
Lo que añade gravedad a los ya indecentes pactos de Gobierno de los socialistas con los independentistas catalanes es que ahora sea de las propias filas del PSOE donde surjan partidarios de dinamitar el pacto antiterrorista suscrito por el PP de una forma tan clara y explícita como la vista este viernes en Barcelona. En lugar de comportarse como cabría esperar de una representante de un partido que ha suscrito el Pacto Antiterrorista, Zabaleta ha hecho suyas unas conclusiones del seminario que bien podrían constituir la antitesis del pacto suscrito por PP y PSOE. A saber, que las víctimas no deben condicionar las políticas penitenciarias; que la firmeza del PP ha provocado más militancia etarra; que condenar los atentados no sirve de nada o que hay que dialogar sin condiciones.