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Amando de Miguel

Cuestiones polémicas

Jaime Lerner (Tel Aviv, Israel) rechaza el término "raza árabe" que a veces se desliza en las noticias para describir el físico de algún individuo de un país islámico. Tiene razón, pero también se dice "Liga Árabe" para señalar un conjunto de países musulmanes que tampoco están muy ligados entre sí. "Árabe" no es sólo la persona natural de Arabia sino la de lengua arábica o, de modo usual, la relacionada con el mundo musulmán. Don Jaime tiene un mal recuerdo de la palabra raza. De niño, en la Argentina, por el hecho de ser judío, no le dejaban celebrar el Día de la Raza (12 de octubre) porque él no pertenecía "a la raza cristiana". No le explicaron que algunos judíos valencianos fueron los principales financiadores de la expedición de Colón. El mismo Colón puede que tuviera algún cuarterón de sangre judía. Debe hacerse constar que lo del Día de la Raza fue una iniciativa hispanoamericana que luego se llevó a España. Si algo nos une a los españoles e hispanoamericanos (más filipinos y ecuatoguineanos) no es precisamente la raza, sino la lengua.
 
Antonio Conde (Toledo) vuelve a la carga con lo de parva. Para él solo cabe una acepción: montón de cualquier cosa. No estoy de acuerdo. Parva es montón de mies (o, por extensión, de cualquier cosa), pero también es desayuno o refacción ligera. Ambos sentidos tienen en común el étimo latino parvus (= pequeño). Se trata de dos ideas que implican mesura. Si el montón de mies fuera más grande, no se podría trilla bien. Si el desayuno fuera copioso, no se podría rendir bien en el trabajo.
 
En cambio, don Antonio tiene mucha razón al reivindicar otros términos populares, como dar un serretazo (sierretazo o serratazo). Dice el DRAE que es "represión violenta", aunque sería mejor decir "brusca". Don Antonio la identifica con "llamar al orden a alguien que se te quiere subir a la chepa". Da la explicación: "La serreta es un instrumento que se utiliza sobre el hueso nasal de las caballerías como método de dominarles sin necesidad de introducirles el bocado. Se llama serreta porque está dentada, de forma que produzca dolor en el animal y así poder dominarlo. Es el instrumento utilizado, por ejemplo, para dominar a los sementales en las paradas, cuando se dirige la monta de las yeguas". A propósito de lo anterior, recuerda don Antonio que mamporrero no es el que reparte mamporros, sino el que ejecuta una acción un tanto obscena en el apareamiento de los caballos y las yeguas.
 
Federico González de Miguel (Madrid) se pregunta por qué "cuando llamamos por teléfono y está ocupado, decimos que está comunicando", cuando queremos decir justo lo contrario. Parece un trabalenguas, pero es muy sencillo. El teléfono está ocupado con otro interlocutor, y al estar comunicando con él, no logramos comunicarnos nosotros. Así pues, es correcto decir que en ese caso el teléfono (la línea a la que llamamos) comunica. Me gusta más así que está comunicando. Lo del presente continuo empieza a ser una pesadilla.
 

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