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Ignacio Villa

El talante de la cesión

El actual presidente del Gobierno ha demostrado que no sabe, no puede y no tiene fuste para dirigir con pulso político esta complicada encrucijada institucional.

La aprobación por el Parlamento vasco del Plan Ibarretxe con los votos de la ilegalizada Batasuna ha encendido automáticamente todas las luces de alarma institucionales y constitucionales de España. En primer lugar, por la gravedad del desafío, en segundo, por la debilidad política del presidente Zapatero.
 
De la actitud del nacionalismo vasco no hay nada nuevo que no sepamos. Pero quizá lo que en estos momentos más preocupa ante este desafío –que por otra parte era esperado– es la nula capacidad de Zapatero para dar respuesta a los nacionalistas. El actual presidente del Gobierno ha demostrado que no sabe, no puede y no tiene fuste para dirigir con pulso político esta complicada encrucijada institucional.
 
El jefe del Ejecutivo –durante ocho meses– ha mostrado hasta la saciedad un mensaje de debilidad y de falta de carácter muy preocupante. El talante de la cesión se ha convertido en su única estrategia política. Y ante tal panorama los nacionalismos –vasco y catalán– campan a placer. Tanta sonrisa y tanta tontería no nos lleva a ninguna parte. Esta muy bien que Zapatero –en sus sueños– diga que dialoga con los ciudadanos. Estupendo. Pero parece olvidarse, de forma alarmante, que su primera obligación es gobernar. Y gobernar significa tomar decisiones, algunas impopulares pero necesarias. Hacer política no es el arte de caer bien, es, en todo caso, el arte de la gestión y de mejorar la calidad cotidiana de los ciudadanos.

Desde ahora hay que esperar una ofensiva del nacionalismo vasco con una fuerza tremenda, arremetida a la que sucederá la de los nacionalistas catalanes. Ante ello, los ciudadanos españoles nos encontramos indefensos con un Zapatero dando tumbos de aquí para allá, y más pendiente de su sonrisa que del futuro de España. La alarma roja institucional se ha encendido por el Plan Ibarretxe y por la incompetencia de Zapatero. Tenemos un Gobierno, que no sabe gobernar. Dice sí a todo, intoxica sin parar y cede ante cualquiera. La que se nos viene encima.

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