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Rubén Loza Aguerrebere

Dolor de Buenos Aires

El concierto se realizó en la sala llamada República de Cromagnon. Ha admitido el gobernador que la misma no había sido inspeccionada. Omar Chavan, propietario de la sala ha sido detenido y se analizan sus responsabilidades

Una kafkiana sensación de absurdo extremo se está viviendo en Buenos Aires, a cuatro días de la horrible tragedia ocurrida en el porteño barrio del Once, durante un concierto de rock, donde se incendió la sala dejando un total de 183 muertos y más de 700 heridos, algunos de ellos muy graves. El clima es de dolor, angustia y "bronca" (enojo). Ello flotaba en el aire ayer, al realizarse una marcha de familiares y amigos de las víctimas, que reunió a cinco mil personas, las que marcharon desde el Once al Congreso. Gritaban consignas solicitando la renuncia del Gobernador de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, y las ya conocidas, "que se vayan todos", cuando llegaron al Congreso. Las notas más tensas ocurrieron cuando el padre de una de las víctimas se roció con alcohol y se prendió fuego y cuando grupos de manifestantes apedrearon a policías, éstos que se vieron obligados a reprimir los ataques con mangueras de agua a presión.
 
En la manifestación se vio a líderes piqueteros notorios que solicitaban varias cosas, cada una de ellas guiada por razones diferentes. El dolor, la angustia, la justicia y diversas motivaciones políticas, todo ello estaba presente. El gobernador Ibarra está en el punto de mira (dos altos funcionarios ya dimitieron), y el presidente Néstor Kirchner, que había expresado manifestaciones de congoja sin suspender sus vacaciones en su Patagonia turística, dada la importancia de bola de nieve que tiene este hecho, finalmente se ha decidido a dejarlas de lado y ha retornado a Buenos Aires.
 
El concierto se realizó en la sala llamada República de Cromagnon. Ha admitido el gobernador que la misma no había sido inspeccionada. Omar Chavan, propietario de la sala ha sido detenido y se analizan sus responsabilidades. Una singular pista sigue la policía, en cuanto a los orígenes del incendio: se cree que un niño de entre cinco y diez años, en los hombros de una persona mayor, fue el responsable de lanzar al techo la bengala que originó el terrible incendio. Las puertas con el letrero de "Salida" estaban cerradas con cadenas y candados y barras de hierro.
 
En el correr de esta semana será interpelado el gobernador Aníbal Ibarra por diputados porteños que responden a Ricardo López Murphy, a Macri (justicialista) y grupos de la izquierda. En tanto, los padres, familiares y amigos de las víctimas continúan buscando a sus hijos en hospitales y sanatorios, y ya se ha improvisado un santuario en el Once, en el lugar de la tragedia. La tensión, lejos de aplacarse, aumenta. Una extraña sensación de desesperada lucidez por un lado y los choques de sanciones encontradas por otro marcan este hecho donde el dolor y el enojo ha unido a todos.

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