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Juan Manuel Rodríguez

Gol psicológico

En seis minutos de juego el Real Madrid demostró más disciplina, ambición, concentración y orden que en las etapas de Carlos Queiroz, José Antonio Camacho y Mariano García Remón juntos

Si Vanderlei Luxemburgo dimitiera en este preciso instante de su cargo de entrenador del Real Madrid, o si Arrigo Sacchi o Emilio Butragueño decidieran darle otra inesperada vuelta de tuerca al club y cesaran fulminantemente al técnico brasileño, éste sí que podría afirmar con rotundidad que dejó al equipo mejor que se lo encontró. En seis minutos de juego el Real Madrid demostró más disciplina, ambición, concentración y orden que en las etapas de Carlos Queiroz, José Antonio Camacho y Mariano García Remón juntos, lo que me lleva a hacerme una reflexión en voz alta: ¿serían los tres entrenadores anteriormente citados muy malos o nos encontramos sencillamente ante la suerte del principiante?... Habrá que comprobar si este Luxemburgo es un entrenador de largo recorrido o se queda sólo en esta explosión concentrada en trescientos sesenta segundos, pero me atrevería a decir que, en ese escaso tiempo, se vieron muchas cosas y se intuyeron otras tantas.
 
¿Vieron cómo celebraban el gol de Zinedine Zidane todos los futbolistas del Real Madrid?... ¡Si parecía que hubieran ganado la Champions League!... Por cierto que, con Luxemburgo sentado (si es que le dio tiempo a hacerlo) en el banquillo, Fernando Morientes ha tenido más respeto y casi más minutos que con su antecesor en el cargo. El brasileño hizo lo que debía y cuando optó por realizar los cambios (lógicamente después del gol del francés y nunca con el empate a uno en el marcador) resulta que se inclinó por sustituir a Ronaldo en vez de cebarse con Morientes. ¿Le habrán contado el via crucis que ha pasado este chaval? ¿Querrá compensarle por los trances pasados? ¿Le tratará como es debido?... ¡Anda que si al final resultara que el Real Madrid acertó con el fichaje del amigo Vanderlei!
 
Lo sé... Demasiadas lecturas para un "librillo tecnificado" de bolsillo, pero Luxemburgo prometió que haría algo y lo hizo. Y el gol de Zidane tras el penalti (justo) pitado por Lizondo Cortés podría convertirse en uno de esos "goles psicológicos" que tanto daño suelen hacer a los rivales, sólo que éste, en lugar de llegar al final, habría llegado al principio del final... Un verdadero lío. El reto de Luxemburgo consiste ahora en multiplicar por quince esos seis minutos que bordó ante la Real Sociedad su equipo. Y el primer examen será muy serio: ni más ni menos que el Atlético de Madrid. Si lo logra (y no estoy hablando de ganar la Liga, no, eso es muy difícil) se habrá convertido en un auténtico descubrimiento para todos.

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