Menú
Alberto Míguez

Veinticinco años de lo mismo

Las posibilidades de que algunos digan “no” se ha excluido en el puente de mando de esta zarzuela o coña marinera como irrelevante y poco realista. Sólo un cuatro o cinco por ciento de votantes lo hará

Cuando el régimen de Franco cumplió gloriosamente veinticinco años, se lanzó –bajo la enérgica dirección de Manuel Fraga– a una campaña de exaltación e información que algunos recordamos todavía con una mezcla de repulsión y nostalgia. Folklóricas, futbolistas, actores, políticos adictos y caras conocidas cantaban  las glorias de aquella satrapía populista. Al final los veinticinco años de paz (¿qué paz?) nos salieron por la nariz.
 
La gran campaña informativa del gobierno sobre la Constitución Europea se parece como un huevo a una castaña a aquella campaña. Es un “remake” chusco y poco original. Futbolistas, actores, cantantes, periodistas o algo así saldrán a la pantalla y a los medios escritos (¿a cuanto la tirada?) para convencer a los españoles que voten un texto extensísimo, abstruso y complicado (trescientas páginas de prosa espesa) que en su ochenta por ciento reconocen ignorar y para el que se le dan cuatro días para enterarse.
 
Está claro que el gobierno le importa un higo que los españoles se enteren de lo que es esa Constitución que se desea colar de tapadillo: esta campaña instantánea llega tarde, mal y nunca con aditamentos tan horteras como inútiles. De lo que se trata es de demostrar ante nuestros socios europeos que hemos hecho algo para evitar la abstención. Porque de lo que se trata es precisamente de eso. La posibilidades de que algunos digan “no” se ha excluido en el puente de mando de esta zarzuela o coña  marinera como irrelevante y poco realista. Sólo un cuatro o cinco por ciento de votantes lo hará. Lo políticamente correcto será votar sí, pero sobre todo votar. Hay que conducir en rebaño a la opinión pública a pie de urna como sea. Aquí votarán hasta los agonizantes. Como en aquella insigne ocasión, helos aquí de nuevo a los futbolistas, cómicos, cantantes (Loquillo entre ellos: qué buena elección), periodistas orgánicos y adictos para cantar las glorias de la Constitución de Giscard.
 
La historia se repite pero transmutada en tragicomedia. Con este chupinazo y la complicidad pusilánime del PP, la parranda de la Constitución europea acaba de ser lanzada. Atentos a la pantalla: de un momento a otro saldrán Lola Flores y Di Stéfano.

En Internacional

    0
    comentarios